sábado, 12 de marzo de 2016

Renovando Nuestro Entendimiento - DEUTERONOMIO (Parte I) - [Dt 1 al 6]

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos estudiados (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios hechos por mí respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)



[Comenzar en el libro de Génesis]


DATOS GENERALES



Título del LibroDEUTERONOMIO (Dt)
N° de Capítulos: 34
Autor : Moisés, según la tradición judía.
Fecha: Indefinida. Probablemente entre 1407 y 1406  a.C.
Clasificación: Quinto Libro del Pentateuco (1° Génesis; 2° Éxodo; 3° Levítico; 4° Números)
Tema: Reiteración de la Ley y Exhortación a Cumplirla.


Introducción:  


El nombre "Deuteronomio" viene de las palabras griegas "deuter", que significa "segundo", y "nomas", cuyo significado es "ley". Literalmente significa "segunda ley", sin embargo, no se trata de una nueva ley, sino de la rededicación del pueblo de Israel a su Dios, y a su Pacto, antes de tomar posesión de la tierra de Canaán. Lo anterior, probablemente, porque los que estaban a punto de cruzar el Jordán no eran los mismos que salieron de Egipto, sino una nueva generación.

Recordemos que sólo dos hombresde entre todos los que cruzaron el Mar RojoJosué y Caleb, por su fidelidad a Jehová,  iban a ver cumplido el sueño de recibir la tierra que Dios había prometido a los hijos de Israel. El resto de esa generación murió en el desierto. Los que estaban en la frontera, listos para conquistar Canaán, eran los hijos de los que salieron de Egipto; la mayoría de ellos nacidos en el desierto.

Esta nueva generación de israelitas necesitaba saber que no había sido la fuerza y poder de los hombres lo que los había llevado hasta donde estaban, sino que su liberación de la esclavitud, y el éxito en las batallas habían sido por el poder de Jehová, porque lo cierto es que Israel era un pueblo terco, con tendencia a la infidelidad y a la rebelión, lo que muchas veces los hizo fracasar. Israel debía entender que sólo por la gracia de Dios ellos ahora estaban a punto de tomar posesión de la tierra, y que lo único que Jehová demandaba a cambio era fidelidad, esto es, que confiaran en Él, y que permanecieran en su ley.

El pacto no terminó con los que habían muerto en el desierto, sino que fue hecho para que los que estaban por entrar a la tierra prometida, lo cumplieran una vez que se establecieran allí. Por eso, con el fin de que esa generación no repitiera los mismos errores que sus padres, Moisés comenzó a hacer un recuento de los hechos que Israel vivió desde el momento en que se aprestó para iniciar el camino por el desierto, luego de haber cruzado el Mar Rojo, hasta ese tan anhelado momento, cuarenta años más tarde, en que estaba a un paso de entrar a la tierra que fluye leche y miel.

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Estudio


RESUMIENDO LOS HECHOS


Cuarenta años habían pasado desde que Israel fue sacado de Egipto. Una ruta que normalmente tomaba once días, los Israelitas habían demorado todos esos años en completarla, y ahora se encontraban al lado este del Jordán, a un paso de cruzarlo, y tomar posesión de la tierra de Canaán. Estando en tierra de Moab, en la ribera oriente del río, luego de derrotar a los reyes que habían dominado esas tierras, Moisés se dirigió a los hijos de Israel, para comunicarles todo lo que Jehová quería que oyeran acerca de lo que el pueblo había vivido luego de ser liberado de la esclavitud. Comenzó relatando el momento en que, cuarenta años atrás, estando en el Sinaí, Jehová les ordenó emprender el viaje hacia la tierra prometida. Para ese entonces, Israel se había convertido en un pueblo numeroso, difícil de conducir por un solo líder, motivo por el cual, fue necesario elegir jefes por cada tribu, líderes de millares, de centenas, de cincuentenas y de decenas, quienes serían constituidos jueces, encargados de resolver con justicia todo tipo de litigios, tanto entre israelitas como con los extranjeros, y sólo los casos más complejos iban a ser sometidos a consulta con Moisés. (1:1-18)

SIN FE ES IMPOSIBLE AGRADAR A DIOS (He 11:6


Moisés recordó cuando salieron de Horeb, y llegaron a Cades Barnea, al monte del amorreo que Jehová les estaba entregando en posesión, y les mostró la tierra, diciendo al pueblo: "sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes". Pero el pueblo propuso enviar antes a hombres que fueran a reconocer el territorio. Moisés aceptó la proposición, así que enviaron a doce hombres, uno por cada tribu, a explorar el lugar. A su regreso, trajeron frutos hermosos, reconociendo las bondades de la tierra que Jehová les estaba dando, pero también contaron que los amorreos eran poderosos, que había gigantes, y que las ciudades tenían murallas altas, imposibles de saltar. Tras estos relatos, el pueblo, en vez de ir y tomar posesión de la tierra, se rebeló contra Dios, diciendo que Jehová los había hecho llegar hasta allá para ser destruidos, y comenzaron a manifestar su deseo de volver a Egipto. Pero Moisés les insistía: "No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos". Aun así, no creyeron en Jehová, quien los había llevado por el desierto como un padre a su hijo, guiándolos con la columna de nube y de fuego. Por su falta de confianza y rebeldía, Jehová se enojó con ellos, y los condenó a morir en el desierto, declarando que ninguno de ellos entraría en la tierra prometida, excepto Caleb, y Josué, dos de los espías enviados, porque sólo ellos habían demostrado que creían en Jehová. Entonces el Señor les ordenó volver al desierto, camino del Mar Rojo. Moisés se lamentó al recordar que tampoco él podría entrar a Canaán, tras ser castigado por no glorificar el nombre de Jehová ante la congregación. Los que iban a entrar a la tierra prometida y conquistarla serían los hijos de esa generación, que aún eran niños incapaces de distinguir el bien del mal cuando el castigo fue pronunciado.  (1:19-40).

  • La ley de Moisés era perfecta, pero no tenía el poder de perfeccionar a los hombres debido al pecado que domina a la humanidad. La ley decía que era maldito aquel que no hiciera todas las cosas que ella mandaba; consecuentemente, todos estaban bajo maldición, pues si hubo algo que la ley dejó claro es que nadie era capaz de cumplirla, pues basta transgredir un solo mandato para hacerse transgresor de todos. Por tanto, el hombre no puede salvarse por medio de la ley; tiene que ser rescatado, pero, para que el rescate se haga efectivo, necesita creer en su Redentor. De eso se trata el nuevo Pacto: que la salvación se recibe por gracia (gratuitamente), sólo por la fe puesta en el Mesías, que es su mediador. Mientras los del judaísmo insistan en tratar de alcanzar justicia a través de la ley, seguirán estando bajo maldición.

SÓLO CON JEHOVÁ LA OBRA PROSPERA (Sal 127:1)



Moisés recuerda cómo los condenados a morir en el desierto, tras ver el enojo de Dios, se arrepintieron, y decidieron hacer lo que Jehová les había mandado previamente. Todos se organizaron y armaron para ir a conquistar la nueva tierra, pero Dios les advirtió por medio de Moisés, que no lo hicieran, porque Él no estaría con ellos, por tanto iban a ser derrotados; pero no escucharon a Moisés, y salieron para conquistar de todos modos. Lamentablemente, los amorreos les salieron al camino, y los derrotaron, y aunque a su regreso lloraron y se arrodillaron ante Jehová, el Señor no los escuchó, y debieron permanecer en Cades por muchos años. (1:41-46)

DESPUÉS DEL DESIERTO, VIENE LA CONQUISTA


Tal como Jehová les ordenó, se dirigieron al desierto por la ruta del Mar Rojo, y permanecieron muchos años rodeando el Monte Seir, hasta que un día, habiendo transcurrido casi cuarenta años, tiempo durante el cual había perecido en el desierto la generación de guerreros que fue castigada por su rebelión, Jehová les mandó volver hacia el norte. Les dijo que pasarían por tierra de los hijos de Edom, quienes tendrían temor de Israel, pero que no pensaran que iban a recibir alguna porción de esos territorios, pues Él había dado el monte de Seir a Esaú (Edom) como heredad. Les dijo que debían pagar por cualquier alimento o agua que tomaran de las tierras de Esaú, pues Jehová había bendecido el trabajo de Israel durante todos esos años, y tenían cómo pagar. Luego de pasar por territorio de Esaú, siguieron más al norte, por territorio de Moab. Jehová nuevamente les advirtió que no daría ninguna porción de ese territorio a Israel, pues se lo había dado a los moabitas hijos de Lot. Más al norte, siguieron hasta el territorio de Amón, del cual tampoco tomarían porción, pues Jehová se lo había dado en heredad a los amonitas hijos de Lot. (Tanto en las tierras de Moab como de los amonitas habían habitado gigantes que fueron destruidos por Jehová en otro tiempo). Cuando llegaron al límite del arroyo de Arnón, Jehová les dijo que se prepararan para la guerra, pues había llegado el momento en que les entregaría en sus manos a los amorreos, cuyas tierras conquistarían con la ayuda del Señor. A partir de entonces, todos los pueblos de la tierra tendrían gran temor de Israel. (2:1-25)


Moisés contó que envió un mensaje de paz a Sehón, rey de Hesbón, pidiéndole que les permitiera pasar por el camino real, para llegar hasta la tierra que Dios había prometido dar a Israel, cruzando el Jordán. Pero Jehová endureció más el terco corazón del rey Sehón, y éste salió contra Israel, junto a todo su pueblo, en Jahaza. Entonces Jehová entregó en manos de Israel la tierra de Hesbón, muriendo su rey y todos los habitantes, no quedando ningún hombre, ni mujer, ni  niños. Israel tomó posesión de todas sus ciudades, y se apoderó del ganado y del botín de las ciudades conquistadas.  (2:26-37).
  • A veces nos cuesta entender por qué Dios permitió que murieran todos los habitantes de las ciudades conquistadas, incluidos los niños, sin embargo, no nos corresponde cuestionar lo que Dios en su soberanía dispone, sino que debemos poner atención al mensaje que Jehová nos envió a través de estos eventosIsrael era el pueblo escogido para modelar en él lo que Jehová espera de los que son llamados a su reino, para lo cual le dio una ley. Los amorreos, por su parte, simbolizan el sistema del mundo, con todos sus atractivos y sus perversiones. La conquista de la tierra de los amorreos por Israel simboliza el poder que, por la gracia de Dios, recibimos los hijos de Dios para deshacernos de las pecaminosidades que arrastramos de lo que era nuestra vida antes de venir a Cristo. Antes de nacer de nuevo no podíamos liberarnos de nuestra natural tendencia al pecado, pero cuando el Espíritu Santo tomó control de nuestras vidas, comenzamos a hacer uso efectivo del libre albedrío, pudiendo, en consecuencia, escoger actuar conforme a la justicia de Dios. (Aunque se dice que todos tenemos libre albedrío; en los hechos, la voluntad del hombre sin Cristo está esclavizada por el pecado, por tanto, no es libre para escoger hacer el bien sin que el egoísmo esté presente). El Señor nos llama a la santificación; por lo cual, no debemos dejar pasar ningún pecado, por insignificante que parezca (simbolizado por esos niños amorreos), para que nos vayamos limpiando cada vez más de nuestras impurezas, y nos asemejemos más y más a nuestro Señor Jesucristo, permaneciendo de esta manera en perfecta comunión con Dios.

LOS QUE DECIDIERON QUEDARSE AL ESTE DEL JORDÁN


Luego de esa conquista, subieron a Basán, y Dios entregó en manos de Israel al Rey Og, y se apoderaron de todas las ciudades de Basán, y se quedaron con todo el ganado y botín de sus ciudades, y no dejaron sobrevivientes. De este modo, se apoderaron de toda la tierra en la ribera este del Jordán, la que fue repartida entre los rubenitas, gaditas y la media tribu de ManasésPor cierto, el rey Og era el último de los gigantes que quedaba. Su lecho medía casi cinco metros de longitud por dos metros de ancho. Moisés advirtió a aquellos a quienes se les había asignado posesión de tierras al oriente del Jordán, que deberían armarse para acompañar a sus hermanos a conquistar las tierras cruzando el Jordán, y que no podrían regresar a sus heredades, en tanto sus hermanos no recibieran su porción en Canaán. (3:18-20)

Moisés también comenta que dio instrucciones a Josué de no tener miedo de ir a conquistar la tierra prometida, porque, igual como Dios había entregado a los dos reyes amorreos en manos de Israel, pelearía por Israel para conquistar las tierras de Canaán. Moisés recuerda cómo oró a Jehová para que le permitiera pasar a Canaán, pero Jehová no lo escuchó, y le reiteró que sólo le permitiría ver desde la distancia la tierra, y que debía animar a Josué, pues él conduciría a Israel para heredar la tierra prometida. (3:21-29)


EXHORTACIÓN A LA OBEDIENCIA A JEHOVÁ


Moisés, entonces, comenzó a exhortar a Israel diciendo: "oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da". También les mandó no añadir ni quitar nada a los mandamientos entregados. Les recordó que sólo los que no fueron tras ídolos falsos, y se mantuvieron fieles a Dios estaban vivos, y los instó a poner en práctica los estatutos y decretos dados, demostrando sabiduría e inteligencia entre las naciones. Moisés llamó a no olvidar todo lo que Israel había experimentado, y a comunicarlo a sus hijos y nietos. Les recordó cuando, estando a los pies del monte Horeb, Jehová les hizo oír sus palabras, y cómo ardía el monte con fuego en medio de las tinieblas, mientras les anunciaba su pacto; los diez mandamientos, los cuales escribió en dos tablas de piedra para que lo cumplieran en la tierra que ahora estaban por poseer.  (4:1-14). 
  • La Biblia, como la conocemos, está completa. Dios ya habló, y no hay nada que podamos añadir ni quitar a su Palabra. Lamentablemente, hay religiones monoteístas que han agregado a las profecías textos complementarios, supuestamente inspirados por profetas venidos después de Cristo, cometiendo un grave pecado no sólo porque desobedecen este mandato, sino, porque han hecho que muchos se extravíen por ese motivo. Pero no sólo han tergiversado la Palabra de Dios, lo peor es que han relegado a un lugar secundario al único intercesor válido entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien tiene el poder para llevarnos a la vida eterna, y exaltan a falsos profetas en su lugar. Por tanto no sólo no entrarán ellos al reino, sino que han puesto tropezadero a las ovejas, desviándolas al despeñadero.

ADVERTENCIA CONTRA LA IDOLATRÍA


Moisés dijo que, así como no vieron ninguna imagen de Dios cuando habló con ellos desde el fuego, tenían prohibido hacerse imágenes para adorar. Les advirtió que, si luego de vivir mucho tiempo en esas tierras, se corrompían, y seguían a otros dioses, haciendo así lo malo ante el Señor su Dios, provocando su ira; que el cielo y la tierra quedaban como testigos contra ellos, de que no vivirían allí mucho tiempo, sino que serían destruidos por completo. El Señor dijo que los dispersaría entre las naciones, y sólo quedarían unos pocos, pero les dijo: "si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz; porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres". Moisés los llamó a meditar en todo lo que Jehová hizo por Israel, de lo cual ninguna otra nación puede decir que su dios haya hecho, como hablar con ellas desde el fuego, o que los haya rescatado de la esclavitud en medio de otra nación con maravillas y brazo poderoso como lo hizo Jehová cuando sacó a Israel de Egipto, o cuando echó naciones más poderosas que Israel de delante de su presencia para dar a sus escogido la tierra que estaban por poseer. Todo lo hizo Jehová "para que supieses que Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él". Por tanto, dijo Moisés: "Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otroY guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová tu Dios te da para siempre". (4:15-40).
  • Esta profecía que habla de la dispersión de Israel fue escrita alrededor del 1400 a.C., y se cumplió tal como fue pronunciada, pues, Israel, por causa de su rebelión e infidelidad, fue dispersado por todas las naciones, y hasta este día, sólo es posible distinguir con certeza a los descendientes de aquellos que fueron exiliados a Babilonia, principalmente, de las tribus de Judá y Benjamín, algunos levitas, y unos pocos del resto de Israel, que se unieron al reino de Judá cuando vieron cómo el reino del norte se corrompía, cayendo en idolatría, rebelándose contra YHWH. El reino de Israel, o reino del norte, fue dispersado por Asiria en el 722 a.C, y el reino de Judá, o reino del sur, fue deportado a Babilonia un par de siglos después, y sólo pudieron volver a Jerusalén después de setenta años de exilio. Sin embargo, la dispersión de Israel volvió a producirse en el año 70 d.C., cuando fue destruido el segundo templo en Jerusalén, y los judíos tuvieron que huir, repartiéndose por todo el mundo y, aunque en 1948 se les reconoció como Estado, y tienen soberanía sobre su territorio, muchos siguen dispersos por todas las naciones.
  • "Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto" (Jer 17:5-8 RVR). Estas palabras del profeta Jeremías revelan lo que pasa al hombre que pone su confianza en el hombre o en las cosas del mundo, en contraste con aquellos que ponen su confianza en el Señor. Tratar de encontrar respuesta a nuestras aflicciones fuera de nuestro Dios es idolatría y falta de fe, y Dios no se agrada de los que no confían en Él. Esto aplicó tanto para los que salieron de Egipto, como para los que hemos oído el llamado de Dios en la era de la Gracia. De la misma forma en que los rebeldes murieron en el desierto por su falta de fe, y los que confiaron en Jehová seguían con vida, y estaban listos para entrar al Reposo que Dios les estaba dando en Canaán, todos los que no se aparten de Dios ante las situaciones de aflicción, sino que perseveren en la fe, verán la poderosa mano de Dios moverse a su favor, y entrarán en el Reposo que se nos ofrece en Cristo Jesús.

Luego, Moisés apartó tres ciudades de refugio en la tierra que antes perteneciera a los amorreos, para que sirvieran de refugio a aquellos de las tribus de Rubén, Gad y media tribu de Manasés, que se iban a establecer al este del Jordán, para que huyeran en caso que dieran muerte a su prójimo sin intención, a fin de salvar su vida. Y estando en tierra de Sehón, que fue conquistada por Israel, comenzó Moisés a recapitular la promulgación de la ley que el profeta dio a Israel cuando salieron de Egipto. (4:41-49)

LOS DIEZ MANDAMIENTOS


Entonces Moisés dijo: "Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos; aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra". Les declaró que el pacto de Horeb no se había extinguido con los que perecieron en el desierto, porque Jehová lo hizo con aquellos que vivían, y estaban listos para entrar a Canaán. Les recordó que Jehová habló cara a cara con ellos, desde el fuego en el monte, diciendo: (1) "Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí." (2) "No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos." (3) "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano." (4) "Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo." (5) "Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da." (6) "No matarás." (7) "No cometerás adulterio." (8) "No hurtarás." (9) "No dirás falso testimonio contra tu prójimo." (10) "No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo". Todos estos mandamientos, Jehová los escribió en dos tablas piedra, y se los dio a Moisés. (5:1-22). 


Moisés recordó aquel momento cuando Israel tuvo miedo del fuego abrasador que había en la montaña, mientras Dios hablaba al pueblo. Entonces los príncipes de las tribus manifestaron a Moisés que el pueblo temía morir ante la gloria y grandeza de Jehová si volvían a oír su voz, y le pidieron que intermediara entre Dios y ellos, y que ellos acatarían lo que el Señor les mandara. Jehová aprobó lo solicitado, deseando que el pueblo tuviera siempre un corazón dispuesto a temerle y obedecerle, para que le fuera bien en todo para siempre. Así que les mandó volver a sus tiendas, mientras Moisés debía permanecer con Él para recibir los mandamientos, estatutos y decretos que el pueblo debía cumplir en la tierra que Jehová les iba a dar por posesión. Entonces Moisés les dijo: "Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra. Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis largos días en la tierra que habéis de poseer". (5:23-33).


SHEMA, ISRAEL


Habiendo reiterado los mandamientos que Jehová dio al pueblo, Moisés les habló sobre la importancia de que estos fueran obedecido por ellos, y por las generaciones posteriores, a fin de que tuvieran larga vida, y fueran prósperos en la tierra que iban a poseer, que fluía leche y miel, y pudieran convertirse en una nación grande. Les dijo Moisés: "Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas". (6:1-9)
  • Israel hizo todas estas cosas literalmente, (crearon el tefilín, unas cajita con textos de la ley que se fijan en el brazo izquierdo y en la frente), pero su corazón no las guardaba. Atarlas en las manos y que estén como frontales entre los ojos significa que hay que ser hacedores de la ley, y estar siempre meditando en ella. Pero Israel no era peor que muchos cristianos, que andan con una Biblia bajo el brazo, y que incluso pueden recitar varios pasajes de memoria, pero no son hacedores de la palabra. Las Escrituras pueden hacernos sabios, si nos dejamos enseñar, corregir e instruir en justicia por ellas, pero poner en práctica lo que recibimos es primordial, de lo contrario, sólo tendremos un conocimiento intelectual, y muchas veces el conocimiento sólo envanece

Moisés exhorta a Israel a no olvidar, después que reciban la tierra en herencia, y comiencen a vivir en casas que no edificaron, y reciban tierras, viñas y cisternas que no les costaron trabajo, y se sacien de comer, que fue Jehová quien los libró de la esclavitud en Egipto. Deben procurar temer sólo a Jehová, servirlo a Él, y jurar sólo por su nombre. Por tanto, no deben caer en idolatría siguiendo a los dioses de los pueblos que van a conquistar, porque Jehová es Dios celoso. Deberán guardar sus mandamientos, y hacer lo correcto a los ojos de Jehová para que les vaya bien y hereden las promesas, y para que Él expulse a los enemigos que se les opondrán. Y cuando sus hijos pregunten sobre el significado de los mandamientos, les contarán que Jehová los libró de la esclavitud de Egipto con mano poderosa, y les dio los mandamientos para que los cumplieran, de modo que prosperaran en la tierra que prometió dar a los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob, "Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado", dijo Moisés.  (6:10-25)

  • Nunca olvidemos que ¡Toda la gloria es del Señor! No pocas veces, después que Dios nos ha sacado de una aflicción, olvidamos reconocer lo que Él hizo por nosotros. Debemos cuidarnos de caer en la tentación de robar a Dios la gloria, o de atribuir a la casualidad o suerte el haber salido airosos de situaciones que nos atribulaban. Peor es imputar los milagros del Señor a ídolos falsos, como "vírgenes", "santos", "animitas", "ángeles", etc., porque lo cierto es que el paganismo sigue vigente, y las personas no han tomado conciencia de cómo la tradición religiosa les ha hecho pecar contra Jehová. Otros ídolos son el dinero, el trabajo, nuestros dones, etc. porque no debemos olvidar que Jehová es el que provee todo eso, por tanto, en vez de decir que gracias a esas cosas obtenemos beneficios, debemos dar gracias a Dios por concedernos esos medios que nos permiten obtener lo que necesitamos o deseamos. 










Preparando el Camino a la Tierra Prometida/DEUTERONOMIO (Parte IV) - [Dt 19 al 25]

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios que surgen a partir de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)


[Comenzar en Deuteronomio Parte I]


CIUDADES DE REFUGIO


Continuó Moisés hablando a Israel, diciendo que, una vez que tomen posesión de la tierra que Dios les dará en herencia, y habiten en ella, deberán apartar tres ciudades para refugio, a donde podrá dirigirse y cobijarse cualquiera que dé muerte por accidente al prójimo, es decir, cualquiera que, no existiendo motivo de discordia entre los involucrados, por un hecho fortuito, causara la muerte de otro. La finalidad de la ciudad de refugio es poner a salvo al que cometió homicidio involuntario, evitando que los familiares del difunto le den alcance, e intenten vengar su muerte, causando el deceso de otro inocente. Por el contrario, si alguno que, por venganza, o enemistad, diere muerte a su prójimo, y huyere a una de estas ciudades, los ancianos de la ciudad lo enviarán a buscar, y lo entregarán al vengador para que se haga justicia, pues el asesino actuó con premeditación.  (19:1-13)

* A veces, involuntariamente, podemos vernos envueltos en accidentes que pueden terminar con la vida de otra persona, y luego del juicio, probablemente salir absueltos. Sin embargo, cuando se trata de la vida eterna, no podremos ser declarados sin culpa si alguien no tiene la vida, porque omitimos hablarles del evangelio de la salvación. El profeta Ezequiel habló sobre la misión del atalaya, quien debe advertir del peligro a los habitantes de la ciudad para que no mueran. Cada uno de nosotros es un atalaya, y si bien es cierto, el pecador no arrepentido morirá por su pecado, se nos pedirá cuenta por no haberle advertido que sus caminos lo estaban conduciendo a la condenación eterna, ni haberle anunciado el evangelio.

También dice que, si el atalaya da aviso, pero el que fue advertido desecha la advertencia, entonces el atalaya quedará libre de culpa, pero el que hizo caso omiso, pagará por su rebeldía. 


Con respecto a las propiedades que heredarán, no se permitirá alterar los límites que estaban fijados desde antes, perjudicando al vecino. (19:14)

EL USO DE TESTIGOS EN ACUSACIONES


No se tomará en cuenta una acusación presentada por un sólo testigo. Para que se inicie cualquier litigio, se debe contar con el testimonio de dos o tres personas. Cuando se presentare una acusación, vendrán los litigantes con sus testigos delante de Jehová, y de los sacerdotes y jueces que estuvieran en funciones por ese tiempo, quienes inquirirán en profundidad. Si el testigo resultare ser falso, él mismo recibirá el castigo que estaba demandando, y será público su castigo, de modo que el pueblo tema, y no repita acto semejante. Sin compasión, al condenado se le demandará pagar: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie. (19:15-21)

* Satanás es el gran acusador, y siempre está listo para presentar testimonio en contra de nosotros, incluso, enrostrándonos aquellos pecados que ya fueron limpiados por la sangre de Jesús. Pero a Dios sean dadas las gracias, por Jesucristo nuestro Señor, que ya condenó al enemigo de nuestras almas, y cuando llegue el momento, recibirá el castigo, y será echado en el lago de fuego que no se apaga.

** Antes de la ley, la humanidad ignoraba la diferencia entre el bien y el mal, por eso, a fin de disuadir a los hombres de seguir cometiendo los crímenes atroces que tenían por "normales", se dictaron leyes muy drásticas, como hacer pagar vida por vida, ojo por  ojo, etc. Pero una vez que los hombres tomaron conciencia respecto de lo que agrada y desagrada a Dios, vino Jesús, y enseñó que no hay que resistir al malo, sino vencer el mal haciendo el bien, porque así estaremos reflejando la imagen de nuestro Padre, que hace llover sobre justos e injustos.


LA EXHORTACIÓN A SER FUERTE Y VALIENTE


Moisés llama a los hijos de Israel a no temer al enemigo cuando salgan en guerra, aunque éste parezca más poderoso, porque Jehová va con ellos para pelear las batallas. Cuando llegue el momento, el sacerdote se dirigirá al pueblo, diciendo: "Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros". Asimismo, los oficiales se encargarán de eximir de ir a la guerra a todo varón que, habiendo edificado casa, aún no la haya estrenado; o al que haya plantado viña y no la haya disfrutado; o al recién casado que no haya consumado su matrimonio, para evitar que, en caso de que muera, sea otro quien tome su lugar y disfrute de lo que dejó pendiente. También si hay alguno cobarde, es mejor que no vaya a la guerra, pues, puede desanimar al resto de sus compañeros (20:1-9).

* Cuando aceptamos con mansedumbre y humildad el regalo de la gracia del arrepentimiento, y decidimos comenzar a vivir para Cristo, necesitamos ser muy fuertes y valientes, no para librar las batallas, que serán muchas y a diario, sino porque habrá momentos en que nuestra integridad será puesta a prueba, y deberemos estar firmes para no resbalar. Cuando eso ocurra, debemos recordar que no estamos solos; que el Señor está con nosotros, guiándonos por su Espíritu, y dándonos siempre una salida. Ya no necesitamos sucumbir a los atractivos del pecado, porque  ya no somos sus esclavos, porque Jesús ya derrotó al enemigo, y nosotros fuimos redimidos, y ahora estamos en Cristo. 

No hay gigante a nuestros ojos que el Dios Todopoderoso no pueda derribar. Temer a los gigantes de este mundo es el resultado de haber quitado los ojos de nuestro Redentor, que va delante de nosotros, también protegiendo nuestras espaldas, y cubriendo nuestras cabezas en todo momento. 

** La promesa de Dios fue que despojaría a los enemigos de todo lo que habían hecho con sus manos, para darlo a los hijos de Israel, y no al revés. De hecho, está escrito que, una de las consecuencias de la desobediencia a la ley de Jehová es que "te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás" (Dt 28:30). Por eso el Señor cuidó que, aquellos que habían tomado posesión de la tierra, y que habían levantado una casa, plantado una viña, o se habían desposado, no murieran sin antes haber disfrutado de todo aquello.

 *** El miedo puede ser contagioso. Un creyente miedoso es uno que no ha sido perfeccionado en la fe, porque la fe es la confianza en que Dios está en control, sabiendo que no importan las circunstancias o las amenazas que se ciernen, el Señor hará que todo obre para bien, según sus propósitos eternos. En la iglesia, es importante que los hermanos más maduros en la fe estén siempre atentos a los nuevos creyentes, acompañándolos durante sus procesos, a fin de que su fe no decaiga, enseñándoles a perseverar en la oración, y a reconocer el mover de la mano del Señor en cada situación.

 

CONQUISTANDO LA TIERRA PROMETIDA



Jehová les ordenó que, cuando fueran a combatir una ciudad, antes de atacarla, debían hacer una oferta de paz a sus habitantes. Si la aceptaban, todos serían hechos súbditos, pero si la rechazaban, debían matar a todos los varones a filo de espada, pero a las mujeres y niños, así como los animales y todos los bienes de la ciudad, podían ser tomados como botín de guerra. Esto será con las ciudades lejanas. Pero en cuanto a las ciudades que Dios estaba por darles en herencia, debían matar a todos sus habitantes; de lo contrario, ellos les harían hacer cosas abominables. Asimismo, si al atacar una ciudad, la batalla se prolongara, no debían cortar los árboles que dan frutos, pues, les servirían de alimento. En cuanto a los árboles conocidos por no dar frutos, podrían talarlos y usar la madera para construir todo lo necesario para la guerra. (20:10-20). 

* Cuando el Espíritu Santo nos regenera, nacemos a una nueva vida. Antes éramos esclavos de nuestros deseos pecaminosos que yacen en nuestro cuerpo carnal, pero Cristo desató ese yugo, y ahora nos está ofreciendo una vida en el espíritu. Si llevamos al plano espiritual lo que Moisés está diciendo a Israel, el mensaje es que debemos hacer morir al viejo hombre en todo sentido, sin que quede ningún remanente de lo que éramos en nuestra vida antes de que Cristo tomara posesión de nuestro corazón. Cuando no renunciamos a los deseos de la carne, o nos permitimos pequeños recreos, estamos arriesgando volver a hacernos esclavos de ellos, y, aunque no perderíamos la salvación (si es que verdaderamente somos salvos), estaríamos contristando el Espíritu con que Dios nos selló para vida eterna, y alejándonos de Dios, por tanto, nuestras oraciones van a ser estorbadas.

** En las Escrituras, a veces el árbol se usa para simbolizar personas. Un árbol que da frutos es aquella persona que, aunque nueva en la fe, con un buen discipulado, puede llegar a dar preciosos frutos para el reino. Pero también hay árboles que, lamentablemente, sólo sirven para hacer leña de ellos, es decir, personas que, aunque creen, no se arrepienten de su pecado, por tanto, no podrá dar fruto, porque no tiene el Espíritu Santo morando en su interior, que es el que va transformando el corazón antes endurecido.


PROFUNDIZANDO EN ALGUNAS LEYES


Moisés continúa ahondando en diversas ordenanzas, destinadas a ir perfeccionando el andar de Israel.

Sobre Muertos


Si en la tierra que van a recibir sucede que encuentran un muerto, del cual no se sabe quién lo mató, los ancianos y jueces medirán la distancia entre el cadáver y la ciudad más cercana al lugar en que fue hallado, y esa ciudad deberá tomar una becerra que no haya llevado yugo, y quebrar su cerviz en un valle que nunca haya sido arado, ante la presencia de los hijos de Leví. Allí los ancianos de la ciudad lavarán sus manos sobre la becerra, diciendo: "Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Jehová; y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel". De esa manera será quitada la culpa por la sangre derramada en medio del pueblo. (21:1-9)

Sobre Uniones Matrimoniales con Mujeres Cautivas


Si, de entre los enemigos que Jehová les haya entregado en sus manos en guerra, algún hijo de Israel quisiera tomar por esposa a una de las mujeres cautivas, la llevará a su casa, y ella rapará su cabeza, y cortará sus uñas, se quitará el vestido de cautiva, y podrá hacer luto por su padre y su madre un mes entero. Pasado ese tiempo, el varón podrá tomarla como esposa. Si por algún motivo, no se agradara de ella, deberá dejarla en libertad, y no podrá venderla, ni dejarla como esclava, por haber sido ella humillada por él  (21:10-14).

Sobre Primogenitura


Si alguien tiene dos esposas, una amada, y la otra repudiada, y ambas le dan hijos, pero el primogénito es de la repudiada, no podrá transferir los derechos de primogenitura al primer hijo de la mujer amada, por cuanto el primer hijo de la mujer repudiada es el hijo fruto del principio del vigor del padre. (21:15-17).

Sobre Hijos Desobedientes


Si un hijo es contumaz y rebelde, y no obedece la voz de su padre y de su madre, y aun habiéndole castigado perseverara en su desobediencia, deberá ser arrastrado por sus padres afuera, hasta la puerta de la ciudad donde vivan, y ante la presencia de los ancianos, lo acusarán de ser contumaz y rebelde, y de no obedecer, y ser glotón y borracho. Entonces, todos los hombres lo lapidarán hasta la muerte. Así se quitará el mal de en medio de Israel, y todos oirán y temerán. (21:18-21)

Sobre Colgado en un Madero


Si alguno comete un crimen digno de muerte, deberá ser colgado en un madero, pero no deberá quedar su cuerpo colgado durante la noche, sino que debe ser enterrado el mismo día, porque "maldito por Dios es el colgado", y no se debe contaminar la tierra que Dios les dio como herencia (21:22-23).

* Ser colgado en un madero estaba destinado para crímenes realmente graves, tanto, que el mandato era no dejar que el cuerpo del criminal quedara colgado toda la noche, a fin de no contaminar la tierra, sino que había que enterrarlo el mismo día. Así tan miserable era nuestra condición. Ésa era nuestra sentencia, pero el Señor nos liberó de ella, tomando nuestro lugar. Jesús se hizo maldito por nosotros, para que nosotros fuésemos libres de la maldición que nos condenaba a la muerte  
 

Varios Mandatos (22:1-12)


Cualquiera que hallare extraviado un animal o pertenencia de un hermano, lo devolverá a su dueño. Tampoco negará la ayuda al hermano que la requiera (1-4). Es abominación a Jehová el hombre que vista ropa de mujer, y la mujer que vista ropa de hombre (5). Si al ir por el camino, alguien encuentra un nido, de cualquier tipo de ave, y la madre echada sobre los polluelos o los huevos, no deberá tomar a la madre con los polluelos, sino que echará a la madre, y podrá tomar los polluelos y los huevos. Haciendo así, le irá bien y prolongará sus días sobre la tierra (6-7). Cuando edifiquen casas, pondrán protección en los terrados, para evitar que alguien caiga, y se derrame sangre (8). Al sembrar una viña, deberán hacerlo con un solo tipo de semilla, para evitar que se eche a perder toda la producción (9). No deberán arar con buey y con asno juntamente (10). Tampoco vestirán ropa mezcla de lana y lino (11). Los mantos con que se cubran deberán llevar flecos en las cuatro puntas (12). 

* La Palabra de Dios tiene aplicación eterna. No está sujeta al paso del tiempo, es decir, no pasa de moda, ni queda obsoleta. Los que cambiamos somos los seres humanos, y en la medida que pasa el tiempo, es evidente que más nos alejamos de la ley de Dios. No hablamos específicamente de la ley de Moisés, sino de las implicancias que la sabiduría de Dios, expresada en toda su Palabra, tiene para nuestra vida. Las ordenanzas de este capítulo van desde prácticos consejos para hacer las cosas bien, hasta una prohibición que no deja de llamar la atención, pero que es enfática: "No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace".

En estos tiempos que corren, referirse al tema es un asunto delicado, porque el engaño ha proliferado de manera incontenible. La Verdad ha sido tergiversada, y no pocos la han creído. Pero lo cierto es que la Biblia sólo habla de dos sexos: hombre y mujer, y no sólo eso, es muy clara en rechazar la homosexualidad

** Las Escrituras, en ocasiones, aborda los temas de manera muy clara, como en lo expuesto en los párrafos previos; en otras, los mensajes vienen ocultos en un misterio. En los versículos 9-11, se dice que no se deben mezclar semillas al sembrar una viña; tampoco se debe arar con buey y con asno a la vez; ni tampoco deben vestir ropa mezcla de lino con lana. Son consejos prácticos para la vida diaria, pero también nos hablan de que un creyente no debe permitir nada profano en su vida. Pablo lo expuso de esta manera: "No se unan con los incrédulos en un yugo desigual. Pues ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿O qué relación puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿Y qué concordia tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? ¡Ustedes son el templo del Dios viviente! Ya Dios lo ha dicho: «Habitaré y andaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.» Por lo tanto, el Señor dice: «Salgan de en medio de ellos, y apártense; y no toquen lo inmundo; y yo los recibiréY seré un Padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas.» Lo ha dicho el Señor Todopoderoso" (2Co 6:14-18 RVR).


Sobre Castidad (22:13-30):


Si alguno, después de tomar una mujer por esposa, y allegarse a ella, la rechaza, argumentando que no era virgen, mas los padres de la rechazada prueban con las ropas, delante de los ancianos, en la puerta de la ciudad, que ella sí lo era, él que hizo la acusación será castigado con una multa, y no podrá divorciarse, etc. Pero si resulta que efectivamente la mujer no era virgen, ésta será apedreada hasta morir en la puerta de la casa de su padre (13-21). Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, ambos serán lapidados hasta la muerte (22). Si se descubre que un hombre se acuesta con una mujer virgen comprometida con otro varón, ambos serán llevados a la puerta de la ciudad y lapidados, ella por no haber gritado ante el ataque, y él por haberse aprovechado de ella; pero, si él la forzó, y ella hizo todo para defenderse de la violación, sólo morirá él, y ella será tenida por víctima inocente (23-27). Si un hombre toma a una mujer virgen no comprometida, y es descubierto, deberá indemnizar al padre de la joven, y ella será su mujer para siempre (28-29). Por último, ninguno podrá acostarse con la mujer de su padre, ni profanar su lecho (30).

Los que No Serán Admitidos en la Congregación


No entrará a la congregación ninguno que haya sido castrado o al que se le haya amputado su miembro viril. Ningún bastardo, hasta la décima generación podrá entrar a la congregación. Ningún moabita ni amonita, hasta la décima generación, podrá entrar a la congregación, por no haber recibido a los hijos de Israel con agua y pan cuando salieron de Egipto, y por haber contratado a Balaam para maldecirlos, aunque no lo pudo hacer, porque el Señor, por amor a Israel, cambió la maldición en bendición. No se les deberá procurar la paz ni prosperidad jamás. En cuanto a los edomitas y egipcios, no los aborrecerán, porque los primeros son sus hermanos, y a los segundos, por cuanto Israel fue extranjero en su tierra. Los descendientes desde la tercera generación podrán ser admitidos en la congregación. (23:1-8)

* Podríamos preguntarnos: ¿Por qué no se permitiría el ingreso a la congregación del varón que sufrió amputación de su miembro viril?  Si bien es cierto, la ley se aplicó literalmente en ese tiempo, ésta, como tantas otras ordenanzas, también encierra un misterio, que la misma Palabra de Dios se encarga de aclarar. Por ejemplo, la virilidad, en la Biblia, en ocasiones, se asocia a una persona virtuosa e íntegra. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce "varonilmente" en el libro de Números, cuando dice: "E Israel se portará varonilmente" (Nm 24:18 RVR), es la misma que se traduce como "virtuosa" para referirse a la mujer en Proverbios 31:10En la primera epístola a los corintios, Pablo se dirige a la iglesia diciendo: "Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos" (1Co 16:13 RVR). En otras palabras, el mensaje en forma de misterio no está dirigido a los amputados físicamente, sino a los que no son íntegros en su vida diaria. Como lo expresa el escritor de la carta a los hebreos, si decimos ser cristianos, debemos procurar "vivir en... santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (He 12:14 RVR).

En cuanto a que no se permitirá el ingreso de un bastardo (que no es hijo legítimo) a la congregación, el misterio lo devela el evangelio de san Juan, cuando dice que Jesús "a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios" (Jn 1:11-13 RVR). En otras palabras, ninguno que rechace al Hijo de Dios como su Salvador verá el reino de Dios, y son considerados bastardos, porque sólo por la fe en Cristo somos hechos hijos de Dios

 

Leyes Sanitarias


Cuando salgan a combatir contra los enemigos, deberán guardarse de toda cosa impura. Si en el campamento hubiera un hombre que, por causa de emisión nocturna, se volviera impuro, deberá salir del campamento, y no volver hasta el atardecer. Entonces se bañará con agua, y podrá volver al ponerse el sol. En cuanto a las necesidades fisiológicas, deberán escoger un lugar fuera del campamento, y usar una pala para cavar, y para cubrir el excremento. No debe haber nada indecente que aparte a Jehová de en medio del campamento, que es lugar santo, porque Jehová se pasea en medio de su pueblo para librar a Israel de sus enemigos y derrotarlos. (23:9-14)

* La Palabra dice "sed santos, porque Yo Soy Santo". Cuando fuimos redimidos, el Espíritu Santo vino a hacer su morada en medio de nuestro corazón. Pablo dijo en una de sus epístolas que, todo lo que antes consideraba logros en su vida, ahora que conocía a Cristo, lo consideraba "estiércol". Cuando realmente nos rendimos a Cristo nuestra cosmovisión es transformada, y comenzamos a ver las cosas en su verdadera dimensión: los tesoros ya no son los terrenales, sino los que procuramos para el reino de Dios. 
 
La lucha entre la carne y el espíritu es feroz, especialmente, cuando damos nuestros primeros pasos como creyentes,  porque el pecado querrá seguir gobernando; pero ¡Ánimo!, Cristo venció al pecado, y éste ya no tiene poder sobre los hijos del Reino, así que podemos escoger ignorarlo, y a cambio, elegir crecer en santidad, porque ahora, y hasta el fin de nuestra vida en la tierra, es el Espíritu Santo el que nos guía. Sin embargo, debemos estar vigilantes, porque la tentación seguirá acechando, y cada vez que permitamos que los pensamientos mundanos inunden nuestra mente, o que actuemos contra la voluntad de Dios, estaremos contristando el Espíritu Santo en nosotros, y el camino se nos hará más difícil, porque nos estaremos alejando de Dios, y, como dice Pablo, si bien no perderemos la salvación, alcanzaremos la redención final "como quien escapa del fuego". 

Leyes Humanitarias (23:15-25)


Si un esclavo que huye de su amo llega pidiendo ser recibido, no lo devolverán ni lo oprimirán, sino que le permitirán vivir en medio del pueblo, donde se sienta cómodo (15). No habrá rameras ni sodomitas en medio del pueblo, ni tampoco se admitirá el dinero recibido por sus servicios como pago por votos en la casa de Jehová, porque es abominación a Jehová lo que hacen y lo que reciben por hacerlo (16-18). No deberán exigir intereses a los hermanos por cualquier concepto, a fin de que les vaya bien en todo lo que hacen. En cambio, sí podrán exigirlos de los extranjeros (19-20). Toda promesa hecha a Jehová deberá cumplirse, pagando la ofrenda voluntaria que se prometió con las propias palabras salidas de los labios (21-23). Si entran en la viña de un hermano, podrán comer uvas hasta saciarse, pero no podrán recogerlas en canastos. Asimismo, si entran en la mies de un hermano, podrán arrancar espigas con la mano, pero no meterá la hoz en la cosecha (24-25).

* Día a día Dios sigue llamando a sus escogidos. Un grupo no pequeño de los que responden al llamado viene de trasfondos muy oscuros: esclavos de adicciones, delincuencia, prostitución, etc. A ninguno debemos desechar, sino, por el contrario, acogerlos y guiarlos a la Verdad. Sin embargo, si, habiendo recibido la doctrina cristiana, alguno insiste en perseverar en su pecado, el bautismo no le debe ser administrado, hasta que haya muestras de verdadero arrepentimiento, no porque haya que negárselo, sino porque se le estaría haciendo creer erradamente que es salvo, cuando no lo es, porque  ninguno que no haya mudado los inmundos ropajes del viejo hombre podrá entrar en el reino


La Carta de Repudio


Si un hombre casado halla en su mujer algo indecente por lo cual se desagrada de ella, le podrá entregar en su mano carta de divorcio escrita, y la expulsará de su casa. Ella podrá volver a casarse. Si el nuevo marido también la aborreciere, y le entrega carta de divorcio y la echa de su casa, o si el último marido fallece, el primer marido no podrá volver a tomarla como su mujer, porque la ha despreciado, y eso es abominación a Jehová, y no está permitido corromper la tierra que Dios les está dando para que posean. (24:1-4)

* Sobre la carta de repudio, Jesús aclaró que el divorcio no es la voluntad de Dios, y que Moisés lo permitió por causa de la terquedad del pueblo. Dios siempre nos hizo saber que, la unión en matrimonio es un acto sagrado, y nada debería disolverlo, porque, al unirse sexualmente un hombre con una mujer, forman una sola carne, y ya no son dos, sino uno. Pero también dice la palabra que la inmoralidad sexual es motivo de divorcio. De hecho, el adulterio es condenado a través de toda la Biblia.

El Apóstol Pablo también se refiere al matrimonio, diciendo, primero, que los creyentes no deben unirse en matrimonio con no creyentes. Sin embargo, también dice que, si alguien se hizo cristian@ estando casad@, y su cónyuge sigue siendo incrédulo, que no l@ abandone, a menos que el incrédulo se quiera separar; pero si el incrédulo quiere seguir unido en matrimonio con su cónyuge creyente, que no se separen. Pedro también hace mención al matrimonio entre incrédulos y creyentes, exhortando, en ese caso, a la esposa creyente, (pero también es aplicable al esposo), a esforzarse por mostrar una conducta integra, de modo que el esposo sea atraído a abrazar el Evangelio al ver el cambio que éste ha producido en ella 


Otras Leyes Humanitarias (24:5-22)


El hombre recién casado no será enviado a la guerra, ni se le impondrá ningún deber durante un año, pues tiene derecho a disfrutar de su mujer (5). Se prohíbe tomar en prendas las piedras del molino, porque es como tomar la vida del hombre (6). Si un israelita toma como rehén a un hermano para hacerlo esclavo o para venderlo, el tal debe morir, para quitar el mal de en medio del pueblo (7). Con respecto a la plaga de lepra, se deben observar diligentemente cada una de las instrucciones que Jehová dio a los sacerdotes para su manejo (8-9). Si alguien desea tomar prenda de alguna cosa prestada a un hermano, no entrará a la casa para recibir la prenda; y si el acreedor es pobre, no retendrá la prenda al ponerse el sol, de modo que al pobre no le falte con qué abrigarse durante la noche. La bendición del acreedor por este acto, le será contado por justicia ante Dios (10-13). No se debe oprimir al jornalero pobre, sea hermano o extranjero. Se le pagará su jornal diariamente, pues su paga es su sustento para vivir, de lo contrario, si él ruega al Señor, el abuso será contado como pecado en contra del abusador (14-15). Ningún padre morirá por el pecado del hijo, ni hijo por el pecado del padre. Cada uno responderá por su pecado (16). Se debe respetar los derechos de los extranjeros, los huérfanos y las viudas, en memoria de que Israel fue rescatado de la esclavitud en Egipto. Por tanto, al segar el trigo de un campo, no devolverse a buscar un manojo que haya quedado tirado, hay que dejarlo para estos necesitados; asimismo, al sacudir los olivos, no recorrer cada rama, sino dejar algo para ellos. Lo mismo al vendimiar las viñas, no rebuscar, sino dejar para los extranjeros, huérfanos y viudas (17-22).


Sobre Variados Temas (25:1-16)


Cuando un caso deba ser visto por los tribunales, los jueces deberán absolver al inocente y condenar al culpable. Si se le indican azotes, se le aplicará una cantidad de acuerdo a su delito, pero no podrán superar los cuarenta azotes (1-3). No se debe poner bozal al buey mientras está trillando (4). Cuando una mujer enviudare sin hijos, no se casará con extraño, sino que su cuñado la tomará por mujer, y el hijo que nazca de su unión será primogénito del difunto, a fin de que su nombre no sea borrado de Israel. Si el cuñado se rehúsa a tomarla como mujer, ella lo acusará ante los ancianos en la puerta, quienes harán venir al acusado. Si éste insiste en su negativa, ella le quitará el calzado del pie, y le escupirá en el rostro, diciendo que se merece ese trato por no haber querido mantener casa familiar al hermano, y será conocida como "La casa del descalzado" (5-10). Si dos hombres riñen, y se acerca una mujer para librar a su marido, y toma con su mano las partes vergonzosas del otro, no será perdonada, y se le deberá cortar la mano (11-12). En los negocios sólo se deben usar pesas justas si quieren prosperar, pues el Señor aborrece cuando se engaña con medidas falsas (13-16).

* La ley decía que el culpable de delito debía recibir cierta cantidad de azotes, de acuerdo a la gravedad de su delito, pero que el número de azotes no podían exceder de cuarenta. Jesús, cargando nuestra culpa, recibió treinta y nueve azotes antes de ser crucificado. Pablo tampoco escapó de este tipo de tortura, y cinco veces, dice a los corintios, que recibió treinta y nueve azotes de parte de los judíos, por predicar el evangelio. 

** El Apóstol Pablo, en su carta a los corintios, explica que el mandamiento que prohíbe poner bozal al buey mientras está trillando, no se refiere sólo a los animales usados para arar la tierra, sino que está referido a los ministros que han recibido el mandato de proclamar el evangelio, los cuales tienen derecho a vivir de su trabajo, recibiendo de la grey para su sustento. Si se pone bozal al buey mientras ara, el animal estará impedido de comer de lo que se está sembrando, y eso lo debilitaría; lo mismo sucede con los siervos del Señor; si no reciben de las ofrendas para su sustento, se verán obligados a buscar un trabajo secular, paralelo a su trabajo como pastor, lo que los distraerá de su principal obligación, que es apacentar la grey de Jesucristo, "porque el que ara debe arar con esperanza, y el que trilla debe trillar con la esperanza de recibir de la cosecha" (1 Co 9:10 NBLA).

 

ORDEN DE EXTERMINAR A AMALEC


Por último,  Moisés manda a Israel recordar lo que hicieron los amalecitas contra ellos cuando venían saliendo de Egipto, quienes, sin mostrar ningún temor a Jehová, les salieron al encuentro y, aprovechándose de su agotamiento físico y mental, los atacaron por la retaguardia, e hirieron a los más débiles. Por tanto, en cuanto se establezcan en la tierra prometida, no deben olvidar que se debe borrar todo rastro de Amalec bajo el cielo  (25:17-19).

* Amalec es el primer enemigo que debió enfrentar Israel luego de su redención de Egipto. La guerra entre Israel y Amalec es como la guerra que se libra entre los deseos de la carne y los deseos del espíritu en el creyente: no cesarán mientras estemos en estos cuerpos carnales, donde yacen los residuos del pecado. Cristo nos liberó de la esclavitud del pecado, y nos dio una nueva vida en el espíritu; por tanto, no debemos permitir que el pecado vuelva a reinar en nosotros, pues, nos hacemos esclavos de aquello a lo que obedecemos, y nosotros no fuimos rescatados para seguir sirviendo al pecado, sino para poner todo lo que somos al servicio de nuestro Señor. Día tras día, cada uno de nosotros debe procurar hacer morir todo rastro de nuestra anterior vida de pecado, y ofrecer lo que resta de nuestras vidas en estos cuerpos, como sacrificio santo, para la gloria de Dios en Cristo Jesús.