lunes, 16 de noviembre de 2015

Ofrendas, Rebeliones, Sacerdocio, Expiaciones - NÚMEROS (Parte III) - [Nm 15 al 19]

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando [identificados al pie de cada párrafo, versión RVR60]; los textos en cursiva son los comentarios que surgen a partir de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.)


(Comenzar en Números Primera Parte)


SOBRE OFRENDAS


A través de Moisés, el Señor dijo al pueblo que, una vez que se establezcan en la tierra que Él les va a dar en herencia, presentarán ofrendas de olor grato a Jehová, que se ofrecerán en la forma de holocausto; de sacrificio para cumplir un voto; como una ofrenda voluntaria; o como la ofrenda que debe presentarse en cualquiera de las fiestas anuales. Para estas ofrendas podrán tomar cualquier animal del ganado o de los rebaños de ovejas y cabras. Deberán agregar una ofrenda de grano de flor de harina mezclada con una porción de aceite de oliva, más vino como libación, en cantidades que variarán según el animal que se ofrece. También les dijo que, en cuanto empiecen a comer del pan que produce la tierra, deberán ofrecer a Jehová de las primicias de su masa. Todo habitante de la comunidad, sea hebreo o extranjero, deberá cumplir con estos estatutos, porque Jehová no hace diferencia entre naturales y extranjeros. Si por ignorancia, alguno no hiciere estas ofrendas, podrá ofrendar después, y será perdonado, pero el que no ofrendare por rebeldía, sea israelita o extranjero, ofende a Jehová y debe ser cortado del pueblo. (15:1-31).

* En estos tiempos, la ofrenda se traduce en la entrega que cada creyente hace de sí mismo al Señor como miembro de la congregación de los santos. El evangelio es una forma de vida que involucra sacrificios, pero no de animales, sino de lo terrenal en nosotros. Recordemos que vinimos a este mundo trayendo la imagen de Adán, el hombre terrenal, la cual, una vez en Cristo, debemos hacer morir, para que el hombre espiritual, es decir, el que nace del Hijo de Dios, comience a dominar en nosotros.

Dice la Palabra que, ahora que estamos en Cristo, debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, y que no debemos adaptarnos al mundo, sino que, por medio de la renovación de nuestro entendimiento, es decir, siendo instruidos por las Escrituras, guiados por el Espíritu Santo, debemos ser transformados, de modo que comprobemos cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (ver Ro 12:1-2 y otros). El autor de hebreos dice que debemos "buscar la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (He 12:14).

También la Palabra dice que: amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.

** En el pasado, Jehová apartó para sí al pueblo hebreo del resto de los pueblos extranjeros, para que fueran un pueblo santo, para gloria de Su Santo Nombre, siendo la circuncisión la señal del pacto que Dios hizo con ellos de que, si ponían por obra sus mandamientos, ellos serían su gran tesoro; y les dio la Ley por medio de la cual enseñarles a hacer Su Voluntad, pues, necesitaba prepararlos para la venida del Mesías Redentor. Con todo, el plan de salvación nunca fue una exclusividad para Israel, pues, la promesa hecha a Abraham decía que todas las familias de la tierra, no sólo judíos, iban a ser bendecidas en élpero era necesario iniciar por un pueblo pequeño, y el escogido fue el pueblo que se generó a partir de Abraham, quien demostró su fe por la obediencia a Jehová, por lo cual, fue declarado justo ante el Señor.
 

SANTIFICAR EL DÍA DE REPOSO


Sucedió un día que, mientras estaban en el desierto, un hombre fue sorprendido recogiendo leña un día de reposo. Entonces lo llevaron ante Moisés y Aarón para que decidieran qué hacer con él, pero como no había mandato sobre el tema, lo pusieron en la cárcel, y consultaron a Jehová, quien dijo que irremisiblemente aquel hombre debía morir apedreado por toda la congregación fuera del campamento. Se hizo como Jehová mandó, y el hombre murió lapidado. (15:32-36)

Buscar leña durante un día de reposo puede parecernos un acto inofensivo, pero lo que el autor de este texto (que es Dios inspirando a Moisés para escribir) está queriendo demostrar es que ese hombre, primero, está desobedeciendo un mandamiento de Jehová, y segundo, que rechaza su Ley, lo que habla de rebelión contra Dios. 
 
Si lo interpretamos a la luz del evangelio, lo que este hombre hizo equivale a rechazar el reposo que Dios nos dio por medio de Jesús, e intentar alcanzar plenitud por nuestros propios medios, o haciendo obras para acallar la conciencia. El que busca entrar al reino por otro camino que no sea Cristo está profanando el día de reposo que Jehová dio a su pueblo para salvación eterna. El que no reconoce el Señorío de Cristo para su vida y se humilla ante Él, no heredará la vida eterna, y morirá irremisiblemente
 
La entrada al cielo es un regalo de Dios por creer en Aquél que Él envió para rescate de nuestras almas, y la santificación es un proceso paulatino que sólo podemos llevar a cabo con la ayuda del Espíritu Santo que Dios envía a morar en el corazón de los que creen y se arrepientenLa salvación es por fe, y es un regalo de Dios. Nuestras obras, representadas en este transgresor, no pueden salvarnos. Nadie puede ganar el cielo por sus obras, porque el hombre sin Cristo es incapaz de hacer obras tan sublimes como las que se hacen en el Reino de Dios.


SANTIFICACIÓN DE ISRAEL


Jehová dijo a Moisés que, a partir de ese tiempo, y por todas las generaciones venideras, los hijos de Israel deberán hacerse franjas en los bordes de sus vestidos, y poner en cada franja de los bordes un cordón azul, los cuales les servirían para recordar los mandamientos que Él les dio, para ponerlos por obra. De ese modo, no se dejarán llevar tan fácilmente por sus pensamientos perversos y deseos carnales, y se mantendrán santificados. (15:37-41)

La fe sin obras está muerta, sentenció Santiago. No se trata de una contradicción con la afirmación que hizo Pablo, de que se es salvo por fe, y no por obras. Pablo hablaba de que para ser salvos sólo sirve la fe en lo que hizo Cristo en la cruz, ya que nuestras obras, como dijimos, no pueden salvarnos, porque están teñidas de orgullo. Sin embargo, decir que creemos en Dios, y no hacer obras piadosas puede significar que el Espíritu Santo, que es la garantía de nuestra salvación, no mora en nuestro corazón, porque cuando el Espíritu de Cristo está en nosotros, comenzamos a dar frutos de santificación, ya que es el mismo Espíritu el que nos guía a la santidad, pues hemos sido apartados para Dios. El salmista dijo que la Palabra de Dios es lámpara que alumbra nuestro camino. Bajo el pacto de la gracia, los hijos no necesitamos hacernos franjas con cordones azules en los bordes de nuestras ropas que nos recuerden la voluntad de Dios, sino venir todos los días a la Palabra de Dios, para que, guiados por el Espíritu Santo, conozcamos cuál es esa preciosa voluntad de nuestro Señor, y aprendamos a retraer nuestro pie del mal camino, y a escoger las sendas derechas que conducen hacia la santidad.


REBELIÓN EN MEDIO DEL PUEBLO


Hubo algunos líderes de Israel que se levantaron contra Aarón y Moisés: Coré que era levita, y Datán, Abiram y On, de la tribu de Rubén. Éstos los acusaban de creerse superiores al resto de la comunidad, y argumentaban que Jehová había santificado a todo el pueblo y que Él habitaba en medio de todos los hijos de Israel. Apoyando a los sublevados, había doscientos cincuenta israelitas, todos miembros importantes en la asambleaMoisés mandó a todos los que se alzaron, presentarse al día siguiente con un incensario encendido; Aarón también traería el suyo, y les dijo: "Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerque a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí"Moisés les advirtió que no se estaban rebelando contra Aarón, sino contra Jehová, y les hizo ver el gran privilegio de los levitas de haber sido apartados por Jehová para ministrar en el tabernáculo. Luego Moisés mandó llamar a los rubenitas, pero éstos rehusaron presentarse, pues, no querían reconocer la autoridad de Moisés, en tanto que le recriminaban el haberlos sacado de Egipto, donde tenían de todo, para llevarlos a morir en el desierto; además, aún no conseguía hacerlos entrar a la tierra que se les había prometido iban a recibir como heredad. A la mañana siguiente, habiendo sido incitado por Coré, todo el pueblo se congregó a la entrada del tabernáculo, y, conforme a lo acordado, los rebeldes trajeron sus incensarios con fuego en él. Cuando la gloria de Jehová apareció ante la congregación, el Señor mandó a Moisés y Aarón apartarse del pueblo, pues, iba a ser destruido, pero Moisés y Aarón, cayendo rostro en tierra, rogaron al Señor que perdonara a la comunidad, pues el pecado no había sido de todos. Jehová, entonces, mandó a todo el pueblo alejarse de las tiendas de Coré, Datán y Abiram, y que no tocaran nada de ellos, para que no perecieran por el pecado de ellos. Todos se alejaron de las tiendas de estos tres hombres, quienes se pararon frente a sus propiedades con sus mujeres e hijos. Entonces Moisés dijo a la congregación que así iban a saber si lo que él hacía era por cuenta propia o en obediencia a Jehová: si los rebeldes seguían con vida, significaba que el liderazgo que él ostentaba no había sido dado por el Señor, mas si la tierra los tragaba vivos, significaba que Jehová lo había puesto en esa posición. Tan pronto como Moisés terminó de decir esto, el Señor castigó a los líderes sublevados, haciendo que la tierra se abriera y los tragara vivos, junto a sus familias y bienes, siendo así eliminados de la comunidad. Por su parte, los doscientos cincuenta rebeldes fueron consumidos por el fuego de sus inciensos.  (16:1-35).

* "Un poco de levadura leuda toda la masa" (1Co 5:6). Estos líderes rebeldes estaban contagiando al resto de la congregación con su amargura y falta de fe. Ese tipo de intrigas son muy dañinas al interior de una iglesia. No sólo las ideas pueden contagiarse, sino también las acciones, por eso Pablo recordó a la congregación de Corinto que, puesto que "nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1Co 5:7), deberíamos estar celebrando la "Fiesta de los Panes sin Levadura"; esto significa quitar la malicia y la maldad de nuestros corazones, y comenzar a comer "panes sin levadura, de sinceridad y de verdad" (1Co 5:8).

Agregó que el creyente debe apartarse de todo el que "llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón" (1Co 5:11), "con el tal ni aun comáis", agregó el Apóstol, y sentenció: "Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros" (1Co 5:13). 

** La Soberanía de Dios en la elección de los escogidos para salvación es indiscutible (vv. 5-7). De igual forma que Jesús dijo a sus discípulos que no habían sido ellos los que habían escogido seguir al Señor, sino que fue el propio Hijo de Dios quien los eligió para que llevaran fruto de santidad, cuando un creyente viene a Cristo es porque ha sido llamado. Dios usa distintas situaciones y hechos para llamar la atención de sus escogidos, pero siempre es la Palabra de Dios el instrumento que nos abre nuestros oídos y nuestros ojos espirituales, y ablanda el corazón de piedra que traemos desde el nacimiento, para que alcancemos la fe de Jesucristo que nos guía al arrepentimiento para salvación.


NUEVAS REBELIONES

Luego del desastre, Jehová mandó al sacerdote Eleazar recoger los incensarios de entre las cenizas, puesto que, al haber sido ofrecidos al Señor, habían quedado santificados, y mandó que con ellos hicieran láminas con las cuales recubrir el altar, quedando allí como recordatorio y advertencia, a fin de que ninguno que no fuera descendiente de Aarón, pretendiera ofrecer incienso en el altarA pesar de lo ocurrido, la rebelión no terminó, sino que, al día siguiente, el pueblo vino nuevamente contra Moisés y Aarón recriminándoles haber provocado la muerte de muchos de la comunidad. Mientras esto ocurría, vieron que una nube cubría el tabernáculo de reunión, y que la gloria de Dios se manifestaba en el lugar. Moisés y Aarón corrieron a la entrada del tabernáculo; entonces Jehová les mandó apartarse de la congregación, porque los destruiría a todos. Ellos se postraron rostro en tierra, mas la mortandad no se hizo esperar. Viendo este desastre, Moisés mandó a Aarón tomar rápidamente su incensario y poner en él fuego del altar, e ir hacia la congregación, y quemar incienso a fin de hacer expiación a favor del pueblo. Aarón se apresuró a hacer lo que Moisés le dijo, y se puso entre los que habían muerto y los que aún vivían, y así cesó la mortandad. Los que perecieron aquel día fueron catorce mil setecientos israelitas, sin contar los que habían muerto en la rebelión del día anterior. (16:36-50)

* En el antiguo pacto, sólo Aarón, como sumo sacerdote, podía interceder por sus hermanos a fin de que la ira de Jehová no los consumiera por causa de su pecado. Pero ahora un nuevo pacto tenemos, y un nuevo Sumo Sacerdote, ya no según el orden de Aarón, que eran mortales, sino de Melquisedec, eterno, porque Jesucristo hombre venció la muerte, y ahora es el único intercesor válido entre Dios y los hombresÉl ya nos libró de la ira de Dios, por medio de la expiación de nuestros pecados con su sangre derramada en el altar de la cruz, y hoy, sentado a la diestra del Dios Todopoderoso, intercede por nosotros ante el Altísimo, a fin de presentarnos santos en el día del Señor.
 
** El incienso simboliza las oraciones de los santos, que suben como humo al cielo. Jesús nos enseñó que, porque Dios es Espíritu, debemos adorarle en Espíritu y en Verdad. El Apóstol Juan dijo que debemos orar cuando vemos a un hermano cometer pecado, a fin de que Dios le dé vida. Santiago dijo que la oración eficaz de los justos es muy poderosa, y nos exhortaba a orar los unos por los otros. Dijo el salmista: "Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde" (Sal 141:2).


LA VARA DE AARÓN


A fin de terminar con las quejas y murmuraciones contra Moisés y Aarón, el Señor ordenó a Moisés decir a la comunidad que trajeran una vara por cada tribu, y escribieran el nombre de su líder en ella. La vara correspondiente a la tribu de Leví llevaría el nombre de Aarón. Las doce varas debían ser puestas en el tabernáculo frente al arca del testimonio, donde está la presencia de Jehová. La vara que retoñe será la de aquél que el Señor escoja como sumo sacerdote. Los hijos de Israel hicieron tal como se les mandó y, al día siguiente, la vara de Aarón no sólo retoñó, sino que dio renuevos, flores y almendras. Jehová ordenó colocar la vara de Aarón frente al Arca, como advertencia a los rebeldes para que no murieran. (17:1-13)

* El camino que lleva a Dios es angosto, y sólo los escogidos que acudan al llamado entrarán por él. Hay tantas religiones, y todas prometen alcanzar el cielo, pero sólo hay un camino: y es Jesucristo, la vara de Isaí, de la tribu de Judá, el Mesías de Dios; el Único sobre quien iba a reposar "el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" (Is 11:1-5), para salvar. Muchos son los que vienen con sus propias "varas", pretendiendo tener la verdad para alcanzar vida eterna, incluso, usando como pretexto para sus falsas doctrinas la Sagrada Biblia, pero acomodando sus textos para justificar sus entenebrecidos pensamientos. Para no caer en engaños, todo el que quiere alcanzar sabiduría debe leer las Escrituras de manera personal. No hay otra forma de detectar los engaños de los falsos maestros que van camino a la perdición, y arderán en el fuego eterno junto a sus perezosos discípulos.

SACERDOTES Y LEVITAS


El Señor habló con Aarón, diciéndole que él, sus hijos y todos los levitas serán responsables de cualquier pecado que se cometa contra el Santuario. Mas, con respecto al sacerdocio, Dios dio el privilegio sólo a Aarón y a sus hijos para ejercerlo, y serán responsables de todos los rituales relacionados con el altar y lo que está detrás del velo interior. Los levitas estarán bajo responsabilidad de los sacerdotes, y les servirán de apoyo para el cumplimiento de los deberes sagrados, pero no podrán acercarse a los objetos sagrados, ni tocarlos, o tanto ellos como los sacerdotes morirán. Cualquiera que se acerque al santuario sin autorización será ejecutado. (18:1-7).

* El cargo de Sumo sacerdote lo ejerce sólo una persona a la vez, tanto en el antiguo pacto como en el nuevo pacto de la Gracia. Como ya dijimos, los sacerdotes de la ley, descendientes de Leví, eran nombrados según el orden de Aarón, y debido a su condición de mortales debían ser reemplazados por causa de la muerte; pero el nuevo pacto tiene como eterno sumo sacerdote a Jesucristo resucitado, quien entró al lugar santísimo, que es el cielo, habiendo hecho expiación con su propia sangre. Por eso, Jehová lo constituyó "sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec", a quien se le menciona en el libro de Génesis, como Sacerdote del Dios Altísimo, Rey de paz y de justicia, quien vino al encuentro de Abraham cuando éste venía de derrotar a los reyes, y a quien el patriarca le dio los diezmos de los despojos obtenidos en esa batalla.

LA HERENCIA DE LOS SERVIDORES DEL TEMPLO


Jehová dijo a Aarón que él y sus hijos estarán a cargo de las ofrendas que trae el pueblo de Israel, y que estas ofrendas serán suyas por estatuto perpetuo. Serán de los sacerdotes las ofrendas que no se queman en el fuego, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por la culpa. Deberán comerlas en el santuario como cosa santa. También serán de los sacerdotes la ofrenda elevada que presenten los hijos de Israel por sus dones, y todas las ofrendas mecidas. Las ofrendas de aceite, de mosto y de trigo, las primicias de la tierra, todo lo que Israel haya dedicado al Señor será de los sacerdotes. Todo lo que abre matriz, sea de hombre o de animal, será de los sacerdotes, sin olvidar que se deberá redimir al primogénito de hombre y de animal impuro, debiendo pagarse rescate por ellos; sin embargo, no se redimirá el primogénito de vaca, oveja o cabrá, pues, son santos, cuya sangre deberá derramarse sobre el altar, y ser ofrecido como ofrenda encendida en olor grato a Jehová. Su carne será para los sacerdotes. En cuanto a la tierra, los sacerdotes no tendrán heredad como el resto del pueblo, pues, dijo Jehová: "Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel". En cuanto a los levitas, éstos recibirán todos los diezmos de Israel por heredad, por cuanto sirven en el tabernáculo, representando a los hijos de Israel para que éstos no mueran. Igual que lo sacerdotes, los levitas no tendrán herencia de tierra entre los hijos de Israel, porque Dios es su porción. Cuando los levitas reciban los diezmos de Israel, deberán presentar como ofrenda mecida a Jehová la mejor parte del diezmo de los diezmos. (18:8-32)

* La porción de los hijos de Dios no es de este mundo, porque nada podremos llevarnos de aquí. Todo lo que nuestros ojos ven será consumido por el fuego, pero nuestra herencia es eterna, espiritual, y nada hay aquí que se compare a lo que será cuando todo esto termine, y haya tierra nueva y cielos nuevos, donde no habrá llanto ni sufrimiento, y la muerte ya no existirá, y la justicia será nuestra forma de vida, porque Dios será todo en todos.

CENIZAS PARA AGUA DE PURIFICACIÓN


Jehová habló a Moisés y a Aarón mandándoles un estatuto perpetuo para hacer expiación: Traerán una vaca de piel rojiza, perfecta, que nunca haya llevado yugo, la cual será llevada fuera del campamento, y será degollada en presencia del sacerdote Eleasar, quien untará con su dedo la sangre, y rociará siete veces hacia la parte delantera del tabernáculo. Luego, la vaca será incinerada completamente, en presencia del sacerdote. El sacerdote tomará un hisopo, un paño escarlata, una rama de cedro y los echará al fuego. Terminado esto, el sacerdote se bañará y mudará sus vestidos, y volverá al campamento, pero permanecerá impuro hasta la noche. El que quemó la vaca hará lo mismo. Un hombre que esté limpio recogerá la ceniza, y la llevará fuera del campamento a un lugar puro. Esa ceniza será guardada por la comunidad, y la usará para el agua de purificación. Es una forma de hacer expiaciónEs decir, ante cualquier motivo de impureza, la persona deberá usar el agua de purificación, a fin de no contaminar el santuario. Lo mismo se hará con las cosas impuras. Una persona pura ritualmente mojará con agua mezclada con la ceniza de purificación y rociará a las personas y todo lo que hubiere sido contaminado para ser declarado limpio. (19:1-22)

* Todo este ritual nos habla del sacrificio del Hijo de Dios, quien fue llevado fuera de la ciudad, al Gólgota, para ser sacrificado. Nunca llevó el yugo del pecado sobre sí, por eso fue holocausto de olor agradable, propiciación perfecta ofrecida por Dios para expiación de los pecados de todo el mundo. Ya no necesitamos las cenizas de animales para quitar la inmundicia que traemos; basta la fe en la Ofrenda crucificada para ser declarados puros perpetuamente.

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