SOBRE OFRENDAS
* En estos tiempos, la ofrenda se traduce en la entrega que cada creyente hace de sí mismo al Señor como miembro de la congregación de los santos. El evangelio es una forma de vida que involucra sacrificios, pero no de animales, sino de lo terrenal en nosotros. Recordemos que vinimos a este mundo trayendo la imagen de Adán, el hombre terrenal, la cual, una vez en Cristo, debemos hacer morir, para que el hombre espiritual, es decir, el que nace del Hijo de Dios, comience a dominar en nosotros.
Dice la Palabra que, ahora que estamos en Cristo, debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, y que no debemos adaptarnos al mundo, sino que, por medio de la renovación de nuestro entendimiento, es decir, siendo instruidos por las Escrituras, guiados por el Espíritu Santo, debemos ser transformados, de modo que comprobemos cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (ver Ro 12:1-2 y otros). El autor de hebreos dice que debemos "buscar la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (He 12:14).
También la Palabra dice que: amar a Dios con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
** En el pasado, Jehová apartó para sí al pueblo hebreo del resto de los pueblos extranjeros, para que fueran un pueblo santo, para gloria de Su Santo Nombre, siendo la circuncisión la señal del pacto que Dios hizo con ellos de que, si ponían por obra sus mandamientos, ellos serían su gran tesoro; y les dio la Ley por medio de la cual enseñarles a hacer Su Voluntad, pues, necesitaba prepararlos para la venida del Mesías Redentor. Con todo, el plan de salvación nunca fue una exclusividad para Israel, pues, la promesa hecha a Abraham decía que todas las familias de la tierra, no sólo judíos, iban a ser bendecidas en él, pero era necesario iniciar por un pueblo pequeño, y el escogido fue el pueblo que se generó a partir de Abraham, quien demostró su fe por la obediencia a Jehová, por lo cual, fue declarado justo ante el Señor.
SANTIFICAR EL DÍA DE REPOSO
* Buscar leña durante un día de reposo puede parecernos un acto inofensivo, pero lo que el autor de este texto (que es Dios inspirando a Moisés para escribir) está queriendo demostrar es que ese hombre, primero, está desobedeciendo un mandamiento de Jehová, y segundo, que rechaza su Ley, lo que habla de rebelión contra Dios.
Si lo interpretamos a la luz del evangelio, lo que este hombre hizo equivale a rechazar el reposo que Dios nos dio por medio de Jesús, e intentar alcanzar plenitud por nuestros propios medios, o haciendo obras para acallar la conciencia. El que busca entrar al reino por otro camino que no sea Cristo está profanando el día de reposo que Jehová dio a su pueblo para salvación eterna. El que no reconoce el Señorío de Cristo para su vida y se humilla ante Él, no heredará la vida eterna, y morirá irremisiblemente.
La entrada al cielo es un regalo de Dios por creer en Aquél que Él envió para rescate de nuestras almas, y la santificación es un proceso paulatino que sólo podemos llevar a cabo con la ayuda del Espíritu Santo que Dios envía a morar en el corazón de los que creen y se arrepienten. La salvación es por fe, y es un regalo de Dios. Nuestras obras, representadas en este transgresor, no pueden salvarnos. Nadie puede ganar el cielo por sus obras, porque el hombre sin Cristo es incapaz de hacer obras tan sublimes como las que se hacen en el Reino de Dios.
SANTIFICACIÓN DE ISRAEL
* La fe sin obras está muerta, sentenció Santiago. No se trata de una contradicción con la afirmación que hizo Pablo, de que se es salvo por fe, y no por obras. Pablo hablaba de que para ser salvos sólo sirve la fe en lo que hizo Cristo en la cruz, ya que nuestras obras, como dijimos, no pueden salvarnos, porque están teñidas de orgullo. Sin embargo, decir que creemos en Dios, y no hacer obras piadosas puede significar que el Espíritu Santo, que es la garantía de nuestra salvación, no mora en nuestro corazón, porque cuando el Espíritu de Cristo está en nosotros, comenzamos a dar frutos de santificación, ya que es el mismo Espíritu el que nos guía a la santidad, pues hemos sido apartados para Dios. El salmista dijo que la Palabra de Dios es lámpara que alumbra nuestro camino. Bajo el pacto de la gracia, los hijos no necesitamos hacernos franjas con cordones azules en los bordes de nuestras ropas que nos recuerden la voluntad de Dios, sino venir todos los días a la Palabra de Dios, para que, guiados por el Espíritu Santo, conozcamos cuál es esa preciosa voluntad de nuestro Señor, y aprendamos a retraer nuestro pie del mal camino, y a escoger las sendas derechas que conducen hacia la santidad.
REBELIÓN EN MEDIO DEL PUEBLO
* "Un poco de levadura leuda toda la masa" (1Co 5:6). Estos líderes rebeldes estaban contagiando al resto de la congregación con su amargura y falta de fe. Ese tipo de intrigas son muy dañinas al interior de una iglesia. No sólo las ideas pueden contagiarse, sino también las acciones, por eso Pablo recordó a la congregación de Corinto que, puesto que "nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1Co 5:7), deberíamos estar celebrando la "Fiesta de los Panes sin Levadura"; esto significa quitar la malicia y la maldad de nuestros corazones, y comenzar a comer "panes sin levadura, de sinceridad y de verdad" (1Co 5:8).
Agregó que el creyente debe apartarse de todo el que "llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón" (1Co 5:11), "con el tal ni aun comáis", agregó el Apóstol, y sentenció: "Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros" (1Co 5:13).
** La Soberanía de Dios en la elección de los escogidos para salvación es indiscutible (vv. 5-7). De igual forma que Jesús dijo a sus discípulos que no habían sido ellos los que habían escogido seguir al Señor, sino que fue el propio Hijo de Dios quien los eligió para que llevaran fruto de santidad, cuando un creyente viene a Cristo es porque ha sido llamado. Dios usa distintas situaciones y hechos para llamar la atención de sus escogidos, pero siempre es la Palabra de Dios el instrumento que nos abre nuestros oídos y nuestros ojos espirituales, y ablanda el corazón de piedra que traemos desde el nacimiento, para que alcancemos la fe de Jesucristo que nos guía al arrepentimiento para salvación.
NUEVAS REBELIONES
* En el antiguo pacto, sólo Aarón, como sumo sacerdote, podía interceder por sus hermanos a fin de que la ira de Jehová no los consumiera por causa de su pecado. Pero ahora un nuevo pacto tenemos, y un nuevo Sumo Sacerdote, ya no según el orden de Aarón, que eran mortales, sino de Melquisedec, eterno, porque Jesucristo hombre venció la muerte, y ahora es el único intercesor válido entre Dios y los hombres. Él ya nos libró de la ira de Dios, por medio de la expiación de nuestros pecados con su sangre derramada en el altar de la cruz, y hoy, sentado a la diestra del Dios Todopoderoso, intercede por nosotros ante el Altísimo, a fin de presentarnos santos en el día del Señor.
** El incienso simboliza las oraciones de los santos, que suben como humo al cielo. Jesús nos enseñó que, porque Dios es Espíritu, debemos adorarle en Espíritu y en Verdad. El Apóstol Juan dijo que debemos orar cuando vemos a un hermano cometer pecado, a fin de que Dios le dé vida. Santiago dijo que la oración eficaz de los justos es muy poderosa, y nos exhortaba a orar los unos por los otros. Dijo el salmista: "Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde" (Sal 141:2).
LA VARA DE AARÓN
* El camino que lleva a Dios es angosto, y sólo los escogidos que acudan al llamado entrarán por él. Hay tantas religiones, y todas prometen alcanzar el cielo, pero sólo hay un camino: y es Jesucristo, la vara de Isaí, de la tribu de Judá, el Mesías de Dios; el Único sobre quien iba a reposar "el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová" (Is 11:1-5), para salvar. Muchos son los que vienen con sus propias "varas", pretendiendo tener la verdad para alcanzar vida eterna, incluso, usando como pretexto para sus falsas doctrinas la Sagrada Biblia, pero acomodando sus textos para justificar sus entenebrecidos pensamientos. Para no caer en engaños, todo el que quiere alcanzar sabiduría debe leer las Escrituras de manera personal. No hay otra forma de detectar los engaños de los falsos maestros que van camino a la perdición, y arderán en el fuego eterno junto a sus perezosos discípulos.
SACERDOTES Y LEVITAS
* El cargo de Sumo sacerdote lo ejerce sólo una persona a la vez, tanto en el antiguo pacto como en el nuevo pacto de la Gracia. Como ya dijimos, los sacerdotes de la ley, descendientes de Leví, eran nombrados según el orden de Aarón, y debido a su condición de mortales debían ser reemplazados por causa de la muerte; pero el nuevo pacto tiene como eterno sumo sacerdote a Jesucristo resucitado, quien entró al lugar santísimo, que es el cielo, habiendo hecho expiación con su propia sangre. Por eso, Jehová lo constituyó "sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec", a quien se le menciona en el libro de Génesis, como Sacerdote del Dios Altísimo, Rey de paz y de justicia, quien vino al encuentro de Abraham cuando éste venía de derrotar a los reyes, y a quien el patriarca le dio los diezmos de los despojos obtenidos en esa batalla.
LA HERENCIA DE LOS SERVIDORES DEL TEMPLO
* La porción de los hijos de Dios no es de este mundo, porque nada podremos llevarnos de aquí. Todo lo que nuestros ojos ven será consumido por el fuego, pero nuestra herencia es eterna, espiritual, y nada hay aquí que se compare a lo que será cuando todo esto termine, y haya tierra nueva y cielos nuevos, donde no habrá llanto ni sufrimiento, y la muerte ya no existirá, y la justicia será nuestra forma de vida, porque Dios será todo en todos.
CENIZAS PARA AGUA DE PURIFICACIÓN
* Todo este ritual nos habla del sacrificio del Hijo de Dios, quien fue llevado fuera de la ciudad, al Gólgota, para ser sacrificado. Nunca llevó el yugo del pecado sobre sí, por eso fue holocausto de olor agradable, propiciación perfecta ofrecida por Dios para expiación de los pecados de todo el mundo. Ya no necesitamos las cenizas de animales para quitar la inmundicia que traemos; basta la fe en la Ofrenda crucificada para ser declarados puros perpetuamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario