sábado, 20 de junio de 2015

Del Mar Rojo al Desierto - EXODO (Parte II) - [Ex 13 al 17]

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo, versión RVR60); los textos en cursiva son los comentarios que surgen respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.) 

(Volver a Éxodo Primera Parte)


DEDICACIÓN DE LOS PRIMOGÉNITOS


Dijo Jehová a Moisés que debía consagrarle todo primogénito varón, así como todo macho que abre matriz de los animales de Israel. Entonces Moisés se dirigió al pueblo
 diciendo que, ese día del mes de Abiben que Dios los sacó con mano poderosa de la esclavitud en Egipto, lo 
conmemorarán no comiendo nada leudado. Por tanto, cuando Dios les entregue en sus manos Canaán, tierra que destila leche y miel, lo celebrarán comiendo, por siete días, pan sin leudar, y el séptimo día va a ser fiesta para Jehová. Durante esos siete días, no deberá haber nada de levadura en el territorio. Dijo también: "Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto. Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto". En cuanto a la consagración de los primogénitos a Jehová, los machos de animales deberán ser sacrificados, pero los primogénitos varones de los hijos de Israel serán redimidos. Con respecto al primogénito de asno, éste podrá redimirse entregando como sustituto un cordero o un cabrito. Si no se redime, se deberá quebrar su cerviz. Cuando las nuevas generaciones pregunten por qué se hace esto, se les contará que Jehová los sacó de la esclavitud de Egipto con gran poder, y que, debido a que faraón endureció su corazón, rehusándose a dejarlos partir, Jehová hizo morir a todos los primogénitos nacidos de hombre y animal de Egipto. Ese es el motivo por el cual ahora se sacrifica todo primogénito macho de los animales, pero se paga rescate por los primogénitos de Israel. (13:1-16). 

* Si aún nos cuesta entender por qué se sacrifica a los primogénitos, vayamos a las palabras del profeta Miqueas, donde queda claro que el hijo primogénito era tomado por Dios como ofrenda por nuestras rebeliones. Dijo el profeta: "¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios." (Mi 6:6-8). Pues, Dios no quiere el sacrificio de los hijos; lo que Él demanda es que nos humillemos ante Él, para que comencemos a dar frutos de justicia, porque "hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio" (Pr 21:3). 
 
A Jesucristo se le llama el primogénito de la creación, porque fue el primero en resucitar de entre los muertos para vida eterna; "primicias de los que durmieron es hecho". Después nosotros, los que somos de Cristo, seremos hechos como Él, revestidos en cuerpos incorruptibles, espirituales, para vivir eternamente en la gloria de Dios, cuando el Señor regrese por su novia, la Jerusalén celestial. 
 
** El asno es un animal de carga, por eso, en ocasiones, lo vemos en la Biblia como símbolo del hombre cargado de pecado. En ese mismo sentido, las Escrituras usan el símbolo de la asna para representar al pueblo judío sin Jesús, porque, sin importar cuánto se afane por cumplir la ley mosaica, sigue cargando sobre sus lomos el pecado que sólo el Cordero de Dios puede quitar para dar descanso, ya que la ley no fue entregada para salvación, sino para conducir hasta el Mesías. Por eso esta porción dice que, si no se redime al asno con un cordero, simbolizando la ofrenda de Jesús, nuestro Redentor, el asno morirá irremisiblemente.  
 
 
*** El mes de Abib, que es el primer mes del año en el calendario lunar hebreo, cae por lo general entre los meses de marzo y abril en nuestro calendario.

 

BAJO LA PROTECCIÓN DEL DIOS VIVO


Una vez que Israel partió desde Egipto, Dios no lo llevó por el camino más corto, que era tierra de los filisteos, pues pensó que, si se le presentaba batalla, podría cambiar de idea y querer regresar a la esclavitud; entonces, decidió llevarlo por otra vía, esto es, le hizo dar un rodeo por el camino del desierto del Mar Rojo. Ceñido como un ejército salió Israel de Egipto. (13:17-18)

* "La Fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Ro 10:17). Un nuevo creyente tiene una fe débil, por lo cual, si no recibe diariamente alimento que lo sustente, puede fácilmente desviarse del camino, y recaer en su antiguo yoComo bien lo explica Jesús, hay personas que reciben con mucho entusiasmo la buena nueva, pero los afanes del mundo, las dificultades, las persecuciones, las riquezas, etc., hacen que la palabra sea ahogada y no dé fruto, por tanto, debemos procurar comer diariamente el alimento espiritual para no desnutrirnosese alimento es el conocimiento de la Palabra de Dios, de la cual, mientras más comemos (profundizamos en ella), más fortalcecidos seremos en la fe, y la paz que sobrepasa todo entendimiento nos gobernará


Dando cumplimiento a la solicitud de José, hijo de Jacob, de que, cuando el Señor cumpliera su promesa de llevarlos a la tierra prometida, llevaran consigo sus huesos, cuando Israel salió de Egipto, Moisés tuvo cuidado de llevar consigo los restos de José. (13:19).


EN EL DESIERTO, PERO NO SOLOS


Partieron de Sucot, y acamparon en Etam a la entrada del desierto. Durante todo el trayecto, Jehová los guiaba por una columna de nube durante el día para mostrarles el camino; y de noche, por una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que avanzaran de día y de noche. Estas columnas permanecieron siempre con ellos. (13:20-22)

* Las columnas que guiaron a Israel por el desierto representan la presencia de Jehová conduciendo a su pueblo santo a la tierra prometida. Es igual para el pueblo nacido del bautismo en la muerte y resurrección de Cristo. Una vez que fuimos salvados de la corrupción del mundo, pasamos a morar bajo el abrigo del Altísimo, quien nos guía en el camino a la santificación por su Espíritu. Si es necesario, vamos a ser probados en nuestra fe; o disciplinados si desobedecemos, pero nunca seremos abandonados por nuestro Señor. Dice Isaías, refiriéndose a los escogidos:
 
"...el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes, cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero" (Is 4:2-6)

FARAÓN PERSIGUE A ISRAEL EN EL DESIERTO


Jehová dijo a Moisés que ordenara al pueblo acampar junto al Mar. Entonces, el Señor endureció nuevamente el corazón de Faraón, quien, al saber que Israel acampaba junto al mar (Rojo), en el desierto (Etam), creyendo que serían presa fácil para obligarlos a volver, fue tras ellos con todo su ejército, caballería y carros. Aquella ocasión sería usada por Jehová para mostrar todo su poder sobre faraón y su ejército, de modo que los egipcios sabrían quién es el Señor. Cuando los israelitas vieron que los egipcios venían tras ellos, al verse atrapados entre el mar y el desierto, sintieron gran temor, y clamaron a Dios, y se quejaron ante Moisés por haberlos sacado de Egipto para morir en el desiertoMoisés les respondió: “No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos". Entonces el Señor dijo a Moisés: "¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco." (14:1-18)

* Jehová estaba llevando toda la situación hasta el extremo con el fin de demostrar, tanto a los hijos de Israel como a los egipcios, que todo estaba siendo dirigido por Él, pues, ninguna criatura puede entorpecer sus planes, y la salvación de Israel dependía sólo del Señor. Los israelitas sintieron terror al ver que los egipcios se les venían encima; y los egipcios, por su parte, creyeron que, gracias a sus carros, caballos y armas, tenían una victoria asegurada sobre un pueblo que avanzaba a pie, y que, evidentemente, estaba atrapado entre el mar y el desierto. Pero Israel no estaba sólo, y aunque no lo veían, Jehová, el Dios Todopoderoso, estaba a la cabeza de su pueblo, moviendo los hilos de esta batalla que, a ojos humanos, Israel no tenía como ganar. 

** Es interesante ver que Jehová pregunta a Moisés por qué estaba clamándole a Él. Puesto que el Señor ya les había provisto la salvación, lo único que debían hacer era avanzar. ¿No es lo mismo hoy? La vara de Moisés es como la cruz de Cristo, porque el cayado de nuestro buen Pastor tiene forma de cruz, y con él nos rescata de la perversión que socaba los cimientos del mundo, nos reconcilia con nuestro Creador, y nos guía hacia la heredad prometida en los cielosAtravesar el Mar Rojo simboliza el bautismo en la muerte de Jesucristo, y la nueva vida que recibimos en su resurrección. No tenemos motivos para seguir lamentándonos como menesterosos, siendo que en Jesucristo Dios nos dio todo lo que necesitamos para este mundo, y para asegurar nuestra entrada al mundo venidero. Lo único que tenemos que hacer para recibir tan inmerecida salvación, lo que ésta trae consigoes humillarnos, y creer 


EL CRUCE DEL MAR ROJO, UNA NUEVA VIDA


El ángel de Dios, que iba guiando a Israel, se puso a la retaguardia, y así mismo lo hizo la columna de nube, que se interpuso entre el campamento hebreo y el campamento egipcio. Para los egipcios, la columna era nube y tinieblas, pero para los hebreos iluminaba la noche. Durante aquella noche, no se acercaron los unos a los
 otros. Cuando Moisés levantó la vara y extendió su brazo hacia el mar, sopló un viento recio desde el oriente y las aguas fueron divididas, y esa noche, pasaron los israelitas por suelo seco, en medio de dos muros de agua. Los egipcios iban tras ellos, y cuando estaban a la mitad del mar, ya amaneciendo, Jehová miró desde la columna de fuego y nube, y trastornó al ejército egipcio, e hizo que las ruedas se salieran de sus carros. Los egipcios sintieron gran temor, porque reconocieron que el Dios de Israel peleaba por su pueblo, y trataron de huir, pero Jehová ordenó a Moisés extender su mano hacia el mar, las aguas se volvieron a su cauce, derramándose sobre los egipcios, que no lograron escapar con sus caballos y carros. Así fue cómo Jehová salvó a Israel de mano de los egipcios, y ellos observaron a los egipcios muertos a la orilla del mar. Entonces, Israel temió a Jehová, y reconoció a su líder Moisés. (14:19-31)

Es maravilloso ver cómo Dios protegió en todo momento a su pueblo, e hizo que la columna se interpusiera entre los campamentos, de modo que los perseguidores de Israel no lograron alcanzarlos. Esa es la protección de nuestro Señor sobre sus redimidos. A veces las circunstancias nos hacen creer que Dios nos olvidó, sin embargo, lo que no vemos en tiempos de aflicción, más temprano que tarde el Señor nos lo hará entender, y sabremos que Él nunca nos deja solos. Todo lo que tenemos proviene de Él, y si algo no nos ha dado, o nos ha quitado, es conforme al cumplimiento de sus propósitos eternos para nosotros. Como buen Pastor, nuestro Señor continúa guiándonos a fuentes de aguas, y en pastos verdes nos hace descansar. 
  
** La presencia de Dios era luz para los hebreos, pero los egipcios sólo veían tinieblas. Así es la Verdad, sólo es conocida por aquellos a quienes se les ha dado ojos para ver y oídos para oír; el resto no la puede comprender.

Todo el cruce del mar rojo fue de noche, y con las primeras luces del día, el mar cayó sobre los egipcios. En las Escrituras, la noche se usa como metáfora para referirse a este tiempo, en que Satanás tiene al mundo bajo su dominio. El mundo sin cristo está en tinieblas; tiene cegado el entendimiento, y no pueden ver la VerdadSi bien es cierto, los que tenemos a Cristo en nuestros corazones ya no estamos en tinieblas, porque Jesús nos trasladó a su reino de Luz, e ilumina nuestros ojos espirituales, aún estamos en este mundo de ciegos, por eso Jesús nos envía a compartir con otros su Luz que alumbra nuestro camino, para que también ellos puedan ver.  

"La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne." (Ro 13:12-14) 

*** La División de las aguas representa el camino que Jesús abrió para nosotros hacia el Lugar Santísimo, que es el cielo, donde está el Trono del Dios Vivo. Cuando Cristo entregó el espíritu, según relata el libro de Mateo, el grueso velo que separaba el lugar Santo del lugar Santísimo en el templo, al cual sólo podía entrar el Sumo Sacerdote una vez al año en el día de la expiación, se rasgó en dos, de arriba abajo, con lo cual se demostraba que la ofrenda de Jesucristo era el sacrificio perfecto, cuya sangre expiaba, de una vez y para siempre, los pecados que separaban a los hombres de Dios, permitiendo a todos los que creyeron, creen, y creerán acceder al trono del Padre.
 
..."entremos directamente a la presencia de Dios con corazón sincero y con plena confianza en él. Pues nuestra conciencia culpable ha sido rociada con la sangre de Cristo a fin de purificarnos, y nuestro cuerpo ha sido lavado con agua pura" (He 10:22 NTV). 


EL CÁNTICO DE MOISÉS

Cuando terminaron de cruzar el Mar Rojo, viendo las maravillas que Dios había hecho para rescatarlos, Moisés y los hijos de Israel entonaron un cántico de alabanza al Señor, que dice:  "Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvaciónEste es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. Los abismos los cubrieron; descendieron a las profundidades como piedra. Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo. Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca. Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; se juntaron las corrientes como en un montón; los abismos se cuajaron en medio del mar. El enemigo dijo: perseguiré, apresaré, repartiré despojos; mi alma se saciará de ellos; sacaré mi espada, los destruirá mi mano. Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; se hundieron como plomo en las impetuosas aguas. ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? Extendiste tu diestra; la tierra los tragó. Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; lo llevaste con tu poder a tu santa morada. Lo oirán los pueblos, y temblarán; se apoderará dolor de la tierra de los filisteos. Entonces los caudillos de Edom se turbarán; a los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; se acobardarán todos los moradores de Canaán. Caiga sobre ellos temblor y espanto; a la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste. Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, en el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmadoJehová reinará eternamente y para siempre". (15:1-21). 

Satanás anda como león rugiente buscando a quien devorar. Él usa todo tipo de artimañas para embriagar y atrapar a los que desechan el llamado de Jesucristo, y así poner su marca diabólica en sus frentes y manos; y no escatima en poner tropiezo incluso a los escogidos para robarlos, pero Jehová sigue llamado, y nuestro Señor Jesucristo, sentado a su diestra, continúa preparando lugar en la casa de Dios para que habiten junto a Él los que se humillan y le buscan, al tiempo que continúa peleando sus batallas hasta que haya entrado todo el pueblo de Dios al reposo de los peregrinos, y sus enemigos sean puestos bajo sus pies 

Cuando esta larga noche haya terminado, y el día resplandezca, dice Apocalipsis que se escuchará este cántico de Moisés y el cántico del Cordero, diciendo: "Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado" (Ap 15:1-8). Entonces, la redención de Israel, los hijos de la fe, se dará por completada. 


EL AGUA AMARGA DEL DESIERTO 


Desde el Mar Rojo se internaron en el desierto, donde anduvieron tres días sin hallar agua. Llegaron a Mara, llamado así, porque sus aguas eran amargas, por lo que no podían saciar su sed. Entonces comenzaron las murmuraciones contra Moisés, quien clamó a Jehová, y el Señor le mostró un árbol, el cual echó al agua y, al instante, ésta se volvió dulce. En ese lugar Dios les dio una ley como conducta: “Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador". Luego llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y allí acamparon. (15:22-27)

Después de cruzar el Mar Rojo, los hijos de Israel no entraron inmediatamente a la tierra prometida, sino que fueron llevados al desierto. Nuestra vida espiritual tampoco se perfecciona el mismo día que recibimos a Cristo, pues, la santificación es un proceso que toma tiempo, que sólo se completará cuando Jesucristo regrese por su iglesia, y todo nuestro ser sea completamente redimido; entonces nuestros cuerpos carnales serán transformados en cuerpos espirituales, y seremos hechos como nuestro Señor, a su imagen y semejanza. Mientras tanto viviremos como peregrinos que transitan por el desierto, donde se nos presentarán aflicciones, que tienen como fin ayudarnos a crecer espiritualmente. Dice el libro de Apocalipsis, sobre la congregación de los santos, que, mientras permanezcamos en el desierto, Satanás hará la guerra contra nosotros: "Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águilapara que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. (Ap 12:13-17)
 
* El árbol lanzado a las aguas amargas para que fueran endulzadas también nos lleva a la cruz de CristoCuando creemos que la cruz del Señor es también nuestra cruz, en la que mortificamos (hacemos morir) nuestra naturaleza carnal, para renacer a una vida espiritual, la amargura que secaba nuestra alma es transformada en agua dulce y fresca; es el Espíritu Santo que viene a morar en nuestro interior, y brota como agua viva, saciando nuestra sed de justicia. Jesús dijo que el Padre dará su Espíritu Santo a todo el que se lo pida. 
 
** Los apóstoles, antes de iniciar su ministerio, también experimentaron el trago amargo que, con el paso de las horas, se volvió dulce: Luego que Jesucristo derramó su sangre en la cruz, sus discípulos más íntimos sintieron gran desolación, pues, pensaron que aquél a quien habían seguido creyendo que era el Mesías, sólo había sido una ilusión, ya que ahora yacía muerto. El miedo comenzó desde el mismo momento en que Jesús fue apresado; pero estaba escrito que así sería. Tal fue el temor que Pedro negó tres veces que lo conocía. Del resto de los apóstoles, ninguno aparece durante el padecimiento de Jesús, excepto Juan, al lado de María, la madre de Jesús, a los pies de la cruz. Fueron tres días de amargura, decepción y mucho miedo de tener que sufrir la misma suerte de su Maestro. Lo que ellos no comprendieron en esos tres días fue que el padecimiento y muerte en la cruz del Hijo de Dios era la única forma de abrir el Camino que conduce directamente la Salvación eterna, porque cuando Jesucristo resucitó al tercer día, no sólo Él entró al Lugar Santísimo, que es el cielo, sino que, a partir de entonces, arrastra con él a todos los que creen en su muerte y resurrección. 
 
 
Por otra parte, bueno es recordar que, para que siguieran siendo doce, después de la traición de Judas Iscariote, el lugar que éste ocupaba entre ellos fue dado a Matías, escogido entre los hombres que compartieron con Jesús mientras éste vivía, según lo relata Lucas en uno de sus tratados. Sin embargo, los hechos demuestran que, uno de los mayores evangelizadores no fue uno que compartió con Jesús durante su vida en la tierra, sino aquél a quien Jesús redimió después de haber resucitado: el Apóstol Pablo (Saulo de Tarso), escritor de la mayoría de los libros del Nuevo Testamento, llamado a ser Apóstol para los gentiles  por el Señor. 
 
**** Tampoco es casualidad que se hable de setenta palmeras bajo las cuales se cobijaron, pues setenta fueron también los escogidos de Jesucristo para comenzar a evangelizar, a los cuales envió de dos en dos para ir a cada ciudad anunciando la llegada del Reino de Dios. La palmera es un árbol que no pocas veces aparece en las Escrituras. De acuerdo con lo investigado, se trata de un árbol del cual se puede obtener muchos recursos, desde su tronco, hasta sus ramas, y sus frutos. Un evangelista eficaz puede, sin dudas, ser comparado con este magnífico árbol.


PAN DEL CIELO (En desierto de Sin)


A los quince días del segundo mes desde su salida de Egipto, los hijos de Israel partieron hacia el desierto de Sin, que se encuentra entre Elim y Sinaí. Allí comenzaron las murmuraciones del pueblo nuevamente, diciendo que hubieran preferido morir en Egipto, cuando Jehová juzgó esa tierra, pues allá no les faltó el alimento, en cambio ahora toda esa multitud iba a morir de hambre en el desierto. Entonces Jehová dijo a Moisés "He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o noMas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.". Y dirigiéndose Moisés y Aarón al pueblo, dijeron: "En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto, y a la mañana veréis la gloria de Jehová". Además, les hicieron ver que todas esas murmuraciones, que habían llegado a oídos de Jehová, no las hacían contra ellos, que no eran más que hombres, sino contra el Señor. (16:1-7)

* Cada día tiene su afán, y debemos vivir un día a la vez. Jehová dijo que iba a probar a Israel, diciéndole que debían recoger la porción necesaria para cada día. La prueba, era una prueba de fe: ¿obedecería Israel en recoger sólo la porción diaria, o se aseguraría una porción extra, por si no caía al día siguiente, poniendo en duda lo que Jehová había prometido?
 
A los creyentes también se nos presenta la misma prueba de fe: ¿proveerá el Señor lo necesario para el mañana? La respuesta es sí, porque Él dijo "no te desampararé ni te dejaré", de manera que deberíamos estar contentos con lo que tenemos para cada díay no caer en la codicia y el afán, que no son más que falta de fe. Dios sabe cuáles son nuestras necesidades básicas, y bendecirá la obra de nuestras manos para cubrirlas, si hacemos todo como para Él. Como dijo el Señor, por mucho que nos afanemos, no conseguiremos agregar un centímetro más a nuestra estatura, por tanto, tengamos fe, y descansemos en que el Señor es Soberano, y que nada nos va a faltar si permanecemos en sus caminos
 
Jesús dijo: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho." Y ¿cómo permanecemos en Jesús?, la respuesta la da Él mismo: "Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor." (Jn 15:7, 10- 12)



JEHOVÁ, NUESTRO PROVEEDOR

Entonces Jehová habló a Moisés para que reuniera al pueblo, pues, había oído sus murmuraciones. Mientras Aarón se dirigía a Israel, todos volvieron la vista hacia el desierto, y la gloria de Dios apareció en la nube. El Señor dijo a Moisés que informara a los hijos de Israel que, al caer la tarde les iba a dar de comer carne, y por la mañana se saciarían de pan. Venida la tarde, el campamento se cubrió de codornices, y, por la mañana, descendió rocío alrededor del campamento, y cuando éste cesó, apareció sobre la superficie del desierto, una cosa muy diminuta, redonda, como escarcha esparcida en la tierra. Ante la novedosa visión, todos se preguntaban ¿Qué es esto?, y Moisés les respondió: "Es el pan que Jehová os da para comer", del cual, les dijo, sólo debían recoger un gomer (la décima parte de un efa, que equivale a 3,7 lt) por cabeza. A partir de entonces, todas las mañanas, cada familia salía a recoger la cantidad que necesitaba; "y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer". Lo que no se recogía, se derretía en cuanto salía el sol. Con todo, hubo algunos que recogieron más, y guardaron para el día siguiente, pero lo recogido de más se agusanó y comenzó a heder, provocando el enojo de Moisés. El Señor también les había dicho que debían recoger doble porción el sexto día, pues, el séptimo día no iba a caer pan del cielo, por ser día de reposo. Además, durante el día sexto, debían preparar lo que iban a comer el séptimo día, de modo que no hicieran ninguna actividad el día de reposo. A pesar de todas las advertencias, hubo quienes salieron a recoger maná el séptimo día. Viendo que estos hombres eran incapaces de obedecer sus mandatos, Jehová expresó su molestia: "¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?". Al alimento del cielo lo llamaron "maná" (que significa ¿qué es esto?). (16:8-31)

* De acuerdo con lo que leemos más adelante, la provisión de carne les fue dada algunas semanas después, cuando estaban en Sinaí, pues, en esa ocasión, el pueblo se quejaba de que el único alimento que habían visto era el maná; por tanto, podemos deducir que aquí Moisés hace un recuento sobre cómo Dios les proveyó alimento, pero no está relatado cronológicamente.  

 ** El maná caído del cielo prefiguraba la venida del Hijo de Dios; la Palabra de Dios encarnada es el verdadero Pan del Cielo. Cristo declaró a los judíos que lo acosaban, que el que da el verdadero pan del cielo es su Padre: "El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo". Y agregó: "Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás". Dijo el Señor: "Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Éste es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo". La vida está en creer en el Hijo de Dios, y conocerle. 

La Palabra de Dios nos enseña, corrige, disciplina, redarguye, limpia, santifica, y nos conduce a la gloria. Jehová dijo por medio de Isaías: "Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié" (Is 55:10-11).  

*** Trabajar en el día de reposo significa seguir creyendo que el cielo se puede ganar por medio de las obras. La mayoría de las religiones peca creyendo que, por sus obras, ganarán la vida eterna. Pero el Evangelio verdadero nos dice reiteradamente que la salvación es por fe, no por obras. Es decir, Dios no nos exige tener un cúmulo de buenas obras para darnos entrada al Reino, sino sólo que creamos en su Hijo. En cuanto a las obras piadosas, éstas no salvan, pero si ha habido verdadero arrepentimiento, y una verdadera conversión a Cristo, son la evidencia de que la salvación tuvo lugar en el corazón del creyente. Es decir, son el fruto, y no la causa, de una vida transformada por Cristo, porque se hacen por convicción y amor, y no por obligación. 
 
Jehová ya nos dio entrada a su Reposo: Jesucristo es el Señor del día de Reposo, y Él nos está ofreciendo poner Su yugo sobre nuestros hombros, para que descansemos en Él, pues, Él ya llevó a la cruz todo el peso de pecado que nos condenaba, haciéndonos libres. Si verdaderamente queremos regocijarnos en la paz del Señor, y permanecer en Éldebemos llevar su yugo, que nada nos cuesta y es liviano.
 

Dios ordenó guardar una porción de maná, para conservarla para las generaciones futuras, la cual Aarón puso dentro del arca, delante de las piedras de la ley. Comieron los israelitas maná por cuarenta años, hasta que llegaron a los límites de Canaán. (16:32-36)

* En la carta que Jesús dirigió a la iglesia de Pérgamo, en el libro de Apocalipsis, dice: "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido..." (Ap 2:17 RVR60). ¿Es el maná mencionado en estos versículos, guardado para mostrarlo a las generaciones futuras, el maná escondido que menciona Jesús en su mensaje a Pérgamo?
 
Según el Pastor Charles Spurgeon, estos versículos efectivamente guardan relación con el mensaje a la iglesia de Pérgamo, y dice que, "hasta el día de hoy hemos comido del alimento celestial que cae alrededor de nuestros campamentos; el alimento del desierto, el alimento que desciende del cielo, el alimento que nunca falta a los peregrinos que van hacia Canaán"... "Pero está reservado para nosotros, en Cristo Jesús, un grado todavía más alto de vida espiritual, y un alimento para esa vida que está, todavía, escondido a nuestra experiencia". Dice también que, así como nadie vio jamás el maná escondido en el arca de pacto, en el lugar santísimo, "la vida más elevada del creyente está escondida con Cristo, en Dios". (Charles H. Spurgeon, La Chequera del Banco de la Fe - Bellingham, WA: Logos Bible Software, 2008), probablemente aludiendo a Col 3:3, que habla de que nuestra nueva vida está escondida con Cristo, la cual, está claro, aún no llega a la perfección, pero lo hará cuando recibamos la herencia prometida a los hijos.


AGUA DE LA ROCA


Desde Sin, siguieron avanzando por jornadas, según mandaba Jehová, hasta llegar a Refidim, donde no hallaron agua para beber. Así que el pueblo fue a Moisés para exigirle que le diera agua, diciendo: "¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?". Moisés, les respondió: "¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?". Y, temiendo que lo apedrearan, clamó a Dios. Jehová le dijo que, junto con algunos ancianos, se adelantara al pueblo, y llevara consigo la vara con que había golpeado al Nilo: "He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo". Moisés llamó a ese lugar Masah, que quiere decir "prueba" o "provocación", y Meribá, que significa "altercado", porque los israelitas habían altercado con él, y provocado al Señor, diciendo: "¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?" (17:1-7).

* Cuando Jesús fue tentado por Satanás en el desierto, diciéndole que se lanzara desde el pináculo del templo, a ver si Dios enviaría sus ángeles para salvarlo, como dice el Sal 91:11-12, Él contestó: "escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios" (Mt 4:5-7). Jesús hacía referencia a esta parte de la historia de Israel, en que los israelitas demandaban pruebas para ver si Jehová estaba presente, porque, nuevamente, sus murmuraciones no eran contra Moisés, sino contra el Señor. Como hijos de Dios, muchas veces no entenderemos por qué debemos atravesar por valles en nuestro camino a la redención definitiva, pero en vez de cuestionar a Dios, debemos tener la confianza que todo lo que enfrentamos, sea que nos guste o no, es para nuestro crecimiento espiritual, y este perfeccionamiento no se detendrá sino hasta cuando Cristo sea formado en nosotros. Pero Dios nunca va a permitir que seamos probados más allá de lo que nuestras fuerzas puedan resistir, y siempre dará una opción de salida
 
** En el sermón del monte, Jesús dijo: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" (Mt 5:6). La sed de los israelitas era la sed del cuerpo terrenal, que tiene que ser saciada para evitar la deshidratación que conduce a la muerte. Esa sed en pleno desierto, si la llevamos al ámbito espiritual, ilustra cuán necesaria es la presencia de Cristo en nuestro interior, pues, Él es la fuente de agua que sacia para vida eterna. No tener su Espíritu Santo en nosotros conduce a la muerte eterna; lo que la Biblia llama "la segunda muerte", que significa ser echado al lago de fuego, que nunca se apaga, y donde el tormento es eterno; allá irán a parar todos los que rechazan al Salvador que Dios envió a morir para darnos vida eterna. 
 
*** La Roca golpeada es Jesús, porque, para liberarnos de la condena eterna por nuestros pecados, era necesario, que el único ser humano perfecto, que nunca pecó, el Hijo del Hombre, tomara nuestro lugar, y recibiera nuestro castigo hasta morir en la cruz. Sólo entonces el agua de vida iba a poder ser derramada sobre los santos. Si Jesús no se hubiera mantenido fiel hasta la muerte, a lo que el Padre le mandó, su sacrificio no hubiera sido perfecta propiciación, porque la rebelión contra Dios es pecado, por tanto, su sangre no hubiera tenido el poder de expiar los pecados de todo el mundo, y el Espíritu Santo no habría podido venir a morar en los hombres, ya que no puede tener contacto con lo inmundo. Pero, la buena noticia es que el sacrificio de Jesús sí fue aceptado como ofrenda perfecta, de lo cual Dios dio testimonio al resucitarlo de entre los muertospor cuanto era imposible, por su integridad, que la muerte pudiera retenerlo. Desde entonces, el Espíritu de Dios, que es el agua de vida eterna, está siendo derramado sobre los que se rinden a los pies de Jesucristo, nuestro Señor, que se convirtió en el primer ser humano en resucitar para vida eterna, y que ahora está sentado a la diestra de Dios, y reinará hasta que todos sus enemigos sean puestos bajo sus pies.
 
Esta roca preciosa es también la piedra que los líderes judíos desecharon, y que iba a llegar a ser el fundamento sobre el cual se edifica la Casa de Dios en la tierra. La casa de Dios se levanta usando piedras vivas, que son su pueblo santificado, edificada encima de los cimientos que reposan en la piedra preciosa angular sobre la cual todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. Esa casa es la iglesia, el cuerpo de Cristo, cuya cabeza es el Señor, que se prepara para ser presentada como una novia pura, sin mancha, al Cordero de Dios.
 
 

GUERRA CONTRA AMALEC


Mientras estaban el Refidim, Amalec atacó a los israelitas. Moisés ordenó a Josué escoger algunos hombres para pelear contra ellos, mientras que él estaría en la cima de la montaña con la vara de Dios en la mano. Durante la batalla, sucedió que mientras Moisés mantenía los brazos en alto, la batalla se inclinaba en favor de los israelitas; pero cuando los bajaba, se inclinaba a favor de los amalecitas. Pero Moisés se cansaba, así que Aarón y Hur, que lo acompañaban, tomaron una roca sobre la cual Moisés se sentó, y le ayudaron a sostener los brazos en alto hasta que se puso el sol, y así Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada. El Señor dijo "Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo". Moisés levantó un altar, al que llamó Jehová-Nisi, que significa: "Jehová es mi estandarte". Y dijo: "Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación." (17:8-16)

* Amalec es una de las tantas formas en que se manifiesta Satanás, la serpiente antigua que, desde el principio, ha luchado contra Jehová y su pueblo, (lo vimos también en la persecución de faraón contra Israel cuando salían de Egipto), y lo seguirá haciendo, usando distintas formas, hasta el final. Ya habíamos citado el versículo de Apocalipsis, donde leemos que, cuando nació el Mesías, el dragón, que es Satanás, se lanzó contra la mujer que lo dio a luz, (el pueblo judío), y luego que no pudo eliminar a la mujer, el dragón se fue a "hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo", (la iglesia, engendrada del Hijo nacido de la mujer). Satanás no pierde el tiempo ni la ocasión de atacar al pueblo de Dios.
 
La única forma que tenemos para combatir al enemigo es fortaleciéndonos en el Señor y en el poder de Su fuerza, vistiendo a diario la armadura espiritual, porque nuestra lucha diaria no es contra personas, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Stg 4:7), dice la Palabra. 
 
 
 
** Mientras Moisés mantenía los brazos en alto, extendidos, la batalla se inclinaba a favor de Israel; esto puede interpretarse de dos formas: primero, la vara estaba en sus manos, por lo tanto, al elevarlas, asemejaban a la cruz de Cristo. Esto sería para enseñarnos que, en los momentos difíciles, cuando sintamos que estamos perdiendo la batalla contra las pruebas, debemos recordar que Cristo murió en la cruz por nosotros, y que Satanás es un enemigo ya derrotado.
 
Y, segundo, que, en medio de las batallas, que son todas espirituales, la única forma de resistir al mal es manteniéndonos con los brazos hacia el cielo en adoración, orando en todo momento, con acción de gracias, porque es el Señor quien va delante de nosotros.

Además, no se puede pasar por alto que Moisés contó con la colaboración de Aarón y Hur, lo que nos habla de que, en medio de las dificultades, la congregación de los santos debe permanecer unida, apoyándonos y fortaleciéndonos unos a otros. 

*** La piedra sobre la cual Moisés se afirmó, a fin de estabilizar su fuerza y no caer, es la misma piedra de la cual brota agua para vida eterna, y sobre la cual se fundamenta la iglesia. Jesús es esa roca, porque Él es la Palabra de DiosDicen las Escrituras que, todo el que oye al Señor, y pone por obra lo que Él manda, es como un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Cuando descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa, no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que oye las palabras que Jesús enseñó, y no las hace, es como un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina (Mt 6:24-29).
     

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