sábado, 16 de mayo de 2015

El Pecado en el Mundo y La Fe Salvadora - GÉNESIS (Parte II) - [Gn 6 a 22]

(Nota: Los párrafos en negrita son un resumen de los versículos bíblicos que se están estudiando (identificados al pie de cada párrafo); los textos en cursiva son los comentarios que surgen respecto de esos textos. Para ir al link de respaldo bíblico o de apoyo, hacer click en los enlaces.) 




(ir a la primera parte)



LOS ÁNGELES CAÍDOS


Los seres humanos comenzaron a multiplicarse, y les nacieron hijas. Y aconteció que, al ver los hijos de Dios que las mujeres eran bellas, escogieron de entre ellas para sí. Entonces, Dios dijo: "
Mi Espíritu no luchará para siempre con el hombre, porque ciertamente él es carne. Serán, pues, sus días 120 años" (Nueva Biblia de las Américas-NBLA). También dice Moisés que, en esa época había gigantes (Nefilim); pues, "cuando los hijos de Dios se unieron con las hijas de los seres humanos y tuvieron descendencia con ellas, e incluso después, habitaban la tierra gigantes. Ellos fueron los famosos héroes de los tiempos antiguos" (La Palabra: El Mensaje de Dios para mí - LP:EMD).  (6:1-4)

La expresión en hebreo "bene ha’elohim", (y otras similares, como "bene elohim" y "bene elim"), aquí traducida como hijos de Dios; siempre que la encontramos en el AT se refiere a seres celestiales; así que, el argumento usado por algunos estudiosos, de que Moisés está hablando de la unión carnal entre los hijos de Set (que vivían en la presencia de Dios), con las hijas de Caín (apóstata) no es correcto. Para tener luz, debemos dirigirnos a un libro de la literatura extrabíblica (Libro de Enoc), que halla respaldo escritural en las epístolas de Pedro y de Judas (2 Pedro 2:4, y Judas 1: 6, 14), según se expone a continuación:
 
Ya habíamos mencionado el Libro de Enoc en la primera parte de este estudio, y dijimos que era un escrito muy respetado por los cristianos del primer siglo. Este texto profético, atribuido al profeta Enoc, séptimo en la genealogía de la humanidad, en sus capítulos 6 al 36, en el denominado "Libro de los Vigilantes", habla sobre los ángeles caídos, que tomaron mujeres de entre las hijas de los seres humanos para sí, y les nacieron gigantes. Según el Libro de Enoc, la humanidad fue corrompida por estos ángeles caídos, quienes les enseñaron brujería, y todo tipo de actividades que estaba prohibido que conocieran, llenando la tierra de maldad, sangre e injusticia. Pedro y Judas dicen que, por haber abandonado su morada legítima, éstos fueron guardados en prisiones eternas bajo tinieblas, para el juicio del gran día.

El hecho de que Moisés, en medio de este relato, diga que, en aquellos días había gigantes en la tierra, sugiere que éstos, conocidos como "Nefilim", nacieron, precisamente, de la cruza entre los ángeles caídos y las hijas de los hombres. Aunque la Biblia no dice qué tan altos eran, hay información que sugiere que no sólo eran de gran estatura, sino que superaban por mucho lo que se considera "normal" en nuestros tiempos, pues, en el libro de Deuteronomio leemos que la cama del último de los gigantes, el rey Og, de Basán, medía unos 4 metros.

La Biblia reconoce la existencia de estos gigantes, no sólo en estos versículos, sino en muchos otros textos; el más conocido es el relato sobre el gigante Goliat, que fue derrotado por un simple pastorcillo de Israel. 

** Con respecto a la mortalidad del ser humano, si entendemos bien, lo que Dios está diciendo es que no era bueno que el ruaj (espíritu o aliento de vida), que Él dio al ser humano cuando lo creó, permaneciera para siempre en él, por tanto, determinó que ninguno viviría más de 120 años. En otras palabras, el hombre tendría una vida finita, para no perpetuar la maldad inherente a su carne.

Y se corrompió la tierra delante de Dios, porque toda la humanidad se había corrompido, por tanto, había violencia por doquier. Cuando vio Dios que la maldad en el hombre era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían a hacer el mal, le pesó haberlo creado, incluso a la bestia, el reptil y las aves del cielo, y decidió borrarlos de la tierraSin embargo, entre ellos había un justo: Noé, quien había engendrado tres varones: Sem, Cam y Jafet. (6:5-12)

* Noé es la décima generación desde Adán; aparte de él, no había nadie que hiciera la voluntad de Dios; como dijo el salmista: "todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". ¡cuántas veces hemos visto esto en la historia de la humanidad! Tan grande es la maldad inherente a los hijos de Adán, y estoy hablando de todos nosotros, que ni siquiera un diluvio, en el cual se preservó a los mejores, terminó con la inclinación que tenemos a hacer el mal. Ese diluvio demostró, más que cualquier otra cosa, la necesidad que teníamos de un Salvador que produjera el milagro de transformarnos desde lo más íntimo.


EL AGUA QUE LIMPIA EL PECADO


Entonces, Dios dio instrucciones a Noé para construir un arca que soportara el diluvio que iba a destruir todo lo que respiraba bajo el cielo, a excepción de Noé y su familia, con quien haría un pacto. El arca debía ser de madera de gofer, 
recubierta de brea por fuera y por dentro, con habitaciones en su interior. Las dimensiones serían de 135 m de largo x 22,5 m de ancho, y 13,5 m de altura. Debía albergar parejas de cada especie para repoblar la tierra nueva, y alimento para subsistencia de todas las especies y de las ocho personas que conformaban la familia de Noé. (6:13-22)

El nombre Noé significa "descanso". Su padre Lamec lo llamó así, porque dijo: "éste nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo". Era como el día de reposo que Dios mandó a Israel que guardara por todas las generaciones; y es lo que estaba por concretarse para la generación pre diluviana.
 
Cuando el arca fue terminada, Dios ordenó que entraran en el arca Noé y toda su casa. También entraron los animales: siete parejas de los animales puros, y sólo una de los impuros. Además, siete parejas de las aves, hembra y macho, para conservar la especie. Al séptimo día, Jehová cerró la puerta del arca, e hizo llover sobre toda la tierra, por cuarenta días y cuarenta noches. Noé tenía seiscientos años cuando se inició el diluvio. Todo ser viviente murió a causa del agua, y sólo fueron salvados Noé y los que estaban en el arca. Las aguas prevalecieron sobre la tierra ciento cincuenta días. (7:1-24)
 
* El mensaje de Dios está lleno de números que no hay que ignorar, porque son indicios que nos ayudan a entender los tiempos. En cuanto al número siete, aparece en distintos eventos bíblicos. Dice la Palabra que Jehová creó todo en seis días, y al séptimo día reposó. Aquí vemos que, desde que Dios mandó a Noé entrar al arca, hasta que hizo llover sobre la tierra, pasaron siete días, y que el diluvio duró cuarenta días y cuarenta noches. ¿Qué relación hay entre el reposo de Dios, Noé, la venida de Jesús, y el séptimo día? 
 
Dice el autor de la epístola a los Hebreos que, los que hemos creído las buenas nuevas entramos en el reposo que Jehová prometió; esto es porque, por la fe, al momento de rendir nuestra vida a Jesús, estamos traspasando toda nuestra carga de pecado sobre los hombros de Jesús, quien los tomó como propios para llevarlos a la cruz, y liberarnos de la condena que pendía sobre nosotros, y así darnos vida eterna
 
Entrar en el arca simboliza el momento en que, por fe, somos sacados del dominio de las tinieblas, y trasladados al Reino de luzRechazar a Jesús equivale a repetir el error de la generación de Noé, la cual, viendo a éste, por décadas, construir un arca para no morir en el diluvio anunciado por Dios, lo ignoraron, y continuaron con sus vidas llenas de maldad. Las Escrituras nos advierten que no hay salvación, sino por medio de Jesucristo. El séptimo día llegó para la generación surgida después del diluvio. La entrada al Reposo de Dios ya está disponible por medio de Jesús: Ignorar esta advertencia significa rechazar la salvación provista por Dios, y seguir estando sujetos al acta de los decretos que nos sentencia a ser arrojados al lago de fuego que no se apaga, preparado para Satanás, sus servidores, y todo el que no se halle inscrito en el libro de la vida del Cordero.
 
** La salvación fue para Noé y toda su casa. La justicia de Noé salvó a toda su familia. La Biblia nos enseña que, al creer en Jesús, seremos salvos nosotros y toda nuestra casa. Si bien es cierto, la salvación es individual, y cada uno es responsable de obedecer al llamado a través de la fe y el arrepentimiento, creo que esa afirmación se refiere a que Dios, en su infinita misericordia, también concederá a nuestros seres amados, incluidos aquéllos que se resisten a creer, y por los cuales oramos para salvación, que se arrepientan


FIN DEL DILUVIO, INICIA LA NUEVA VIDA


Pasado el tiempo, Dios envió un viento que soplara sobre la tierra, y disminuyeron las aguas, y cesó el diluvio. A los diecisiete días del mes Séptimo, se posó el arca en el monte Ararat. A los cuarenta días, Noé abrió la ventana de arca, y envió un cuervo que iba y venía hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. También, envió una paloma, la cual, al no encontrar dónde posarse, se devolvió al arca. Noé esperó siete días, y la volvió a enviar, y ésta regresó en la tarde, con una hoja de olivo en el pico; entonces Noé comprendió que las aguas se habían retirado de la tierra. Esperó otros siete días, y nuevamente envió la paloma, y ésta ya no volvió más. Noé tenía seiscientos un años, y era el día primero del mes primero cuando las aguas se secaron de la tierra; y era el día veintisiete del mes segundo cuando se secó toda la tierra. Entonces, YHWH llamó a Noé y a toda su familia a que salieran del arca, junto con todos los animales conservados, y les mandó fructificar y multiplicarse sobre la tierra. (8:1-19)

 
También, vemos repetidamente que se habla de la noche y del día para referirse a los tiempos en que se manifiestan el mal y el bien en la tierraLa guerra entre la Luz y las tinieblas es desde la eternidad, pero la Luz es la que prevaleceEn el principio, vimos que la tierra estaba cubierta de tinieblas, y que todo estaba desordenado, hasta que Dios mandó que hubiera luz. Dice la Palabra que los días de tinieblas serán muchos, y que toda la tierra está cubierta de ellas, pero, también dice a la congregación de los santos, a los llamados a vida eterna, que es tiempo de resplandecer, porque la Luz ha venido, y sobre su pueblo amanecerá Jehová, y será vista Su Gloria
 
 
Quizás cuarenta días y cuarenta noches alude al período que abarca la era de la Gracia, en que el Espíritu Santo está siendo derramado, como lluvia sobre el sequedal, sobre aquellos a los cuales Jesucristo está llamando, para que sean salvos de esta perversa generaciónEs el tiempo de la esperanza, en que vivimos por fe no por vistaAquél que no recibe el bautismo en el Espíritu Santo sigue muerto en sus delitos y pecados
 
Noé tomó de todo animal limpio y levantó un altar a Dios, donde ofreció holocausto. Y Percibió Dios un olor grato, y prometió: "No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hechoMientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche". (8:20-22)

EN LA SANGRE ESTÁ LA VIDA


Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les mandó fructificar, multiplicarse y llenar la tierra. Además, les dio autoridad sobre todo animal de la tierra, las aves de los cielos y los peces del mar, y los dio para mantenimiento, así como las legumbres y plantas verdes; pero prohibió comer la carne con su vida, es decir, con su sangre, porque les será demandada por el Señor. Asimismo, cualquiera, sea persona o animal, que derramare sangre de hombres, pagará con su sangre, porque el hombre fue creado a imagen de Dios. (9:1-7)

* En esto se basa el principio de la expiación: la vida está en la sangre. La sangre se usa para sellar pactos y para la remisión de pecados. Tanto el pacto mosaico, como el pacto de la fe fueron sellados con sangre: el primero, con sangre de becerros, pero el segundo, con la preciosa sangre de Jesucristo derramada en la cruz.
Cuando Jesús nos invitó a comer su carne y beber su sangre para tener vida en nosotros, aludía al hecho de que por fe somos salvos. "Comer", en ese contexto, es sinónimo de "Creer" que su cuerpo ofrecido en holocausto, y su sangre derramada en la cruz fue la propiciación perfecta para purificarnos, y conducirnos al reino de los cielos. Ése es el bautismo que nos salva, porque en su muerte, nosotros morimos con Él, y en su resurrección, nosotros recibimos una nueva vida libre de pecado, que nos conduce a la vida eterna. El sacrificio de Jesús abrió un camino nuevo, que nos permite presentarnos justificados ante el mismísimo trono de Dios.

LA MALDICIÓN DE CANAÁN


De los tres hijos de Noé fue llena toda la tierra. Luego de salir del arca, Noé se dedicó a labrar la tierra, y plantó una viña. Un día tomó de su vino y se embriagó, y terminó recostado desnudo en medio de su tienda. Lo vio su hijo Cam, padre de Canaán, quien, en vez de cubrirlo, fue a contarlo a sus hermanos Sem y Jafet. Éstos, por respeto a su padre, tomaron sus ropas, y sin mirar, cubrieron su desnudez. Al enterarse Noé de lo ocurrido, maldijo a Canaán, hijo de Cam, por lo que había hecho su padre, diciendo: "Maldito sea Canaán; Siervo de siervos será a sus hermanos". Por su parte, bendijo a Sem y a Jafet, diciendo: "Bendito por Jehová mi Dios sea Sem, y sea Canaán su siervo. Engrandezca Dios a Jafet, y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su siervo." (9:18-27)

* Aquí vemos que Noé da la preeminencia a su hijo Sem (nombre del que proviene la denominación "semita", aunque no todos los semitas son escogidos de Dios, sólo los provenientes de su hijo Arfaxad), y bendice a Jafet, su segundo hijo, para que también sea beneficiado de las bendiciones de Sem. Esto significa que estarían bajo la cobertura de Dios. Además, no podemos pasar por alto que, de la simiente de Sem habría de venir el Mesías (Ver Lc 3:23-38).
 
** Este es un claro ejemplo de la importancia de honrar a nuestros progenitores. La maldición del pecado de Cam contra su padre llegó hasta su hijo Canaán y sus descendientes. Por el contrario, Sem y Jafet fueron bendecidos por no exponer la intimidad de su padre. Cuando Yahvé dio las tablas con los diez mandamientos a Israel, incluyó el mandamiento de honrar padre y madre como uno de los más destacados dentro de los mandamientos relativos a nuestro trato con el prójimoPablo se refiere a él como el primer mandamiento con promesa: "Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da." (Dt 5:16 RVR60). Incluso Jesús citó este mandamiento cuando recriminó a los líderes judíos dar más importancia a sus doctrinas inventadas, que a la ley de Dios (Mt 15:4-6). 

      *** Llama la atención que, en vez de maldecir a Cam, Noé maldijo al hijo de éste, Canaán. Hay estudiosos que creen que este evento no debe ser tomado literalmente, sino como una metáfora. Sus argumentos se basan en Lv 18:7-20, donde "descubrir la desnudez" de alguien significa tener relaciones sexuales con esa persona. Respecto de esto, hay dos hipótesis: primero, que Cam habría abusado sexualmente de su padre; y la segunda, que es la más aceptada, es que Cam habría abusado de la mujer de Noé, (tal vez su madre), de la cual nació Canaán. En la antigüedad, cuando moría un rey, dormir con la que había sido mujer de éste era como sucederlo en el trono. En 1R 2:13-23, se da un ejemplo de esta situación tras la muerte del rey David. Adonías era hijo de David, y había nacido antes que Salomón, por tanto, era el sucesor natural de su padre en el trono, sin embargo, por mandato de Jehová, fue Salomón nombrado rey. Entonces, Adonías fue donde Betsabé, madre de Salomón, para que intercediera ante el rey, a fin de que le diera como mujer a Abisag, sunamita, que había acompañado a su padre David en sus últimos días. Salomón, al darse cuenta de las intenciones de Adonías, dijo: "¿Cómo es posible que tú me pidas que entregue a Abisag en matrimonio a Adonías?" (...) "¡Sería lo mismo que pedirme que le dé el reino!" (1R2:22 NTV). 

      Noé vivió trescientos cincuenta años más después del diluvio, y murió a la edad de novecientos cincuenta años. (9:28-29)

      LOS NUEVOS POBLADORES DE LA TIERRA


      A cada uno de los tres hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, les nacieron hijos después del diluvio, y de éstos se originan las diversas naciones esparcidas sobre la tierra. (10:1-32)

      * Moisés, a quien se le atribuye la escritura de Génesis, hace una reseña de cada descendencia, pero nosotros nos limitaremos a destacar sólo los nombres de algunos de los descendientes de los hijos de Noé, que veremos interactuar con los hebreos más adelante: De Jafet provienen varias tribus que formaron grandes pueblos que se establecieron en las costas: su hijo Magog, por ejemplo, dio origen a pueblos que en el Antiguo Testamento son llamados gentiles, enemigos de Israel; de su nieto Tarsis surgieron pueblos que se establecieron al oeste del Mediterráneo, lo que ahora conocemos como España. De Cam, ya vimos, nacen los cananeos, pueblo gentil que pobló gran parte del lado Este del Mediterráneo, originándose de esta línea los pueblos paganos conocidos como los jebuseos, amorreos, gergeseos, heveos, araceos, sineos, arvadeos, zemareos y hamateos. Las familias de los cananeos se dispersaron, llegando a poblar desde Sidón, en dirección a Gerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa. De Cam también nace Cus, que son los actuales etíopes en África. También son sus descendientes los hijos de Mizraim, que dan origen al pueblo egipcio, y más tarde a los filisteos, enemigos permanentes del pueblo hebreo. Uno de los descendientes de Cam es Nimrod, un poderoso cazador que construye su reino en Sinar, es decir, Babilonia, y sus descendientes se extendieron hasta Asiria; todos pueblos poderosos y paganos, que siempre asediaron a Israel. Por último, a través de Arfaxad, tercero de los cinco hijos de Sem, hijo mayor de Noé, continúa la línea genealógica hasta llegar a Jesús.

      LA REBELIÓN DE LOS NUEVOS POBLADORES DE LA TIERRA


      En aquel tiempo, en toda la tierra se hablaba un solo idioma, y usaban las mismas palabras, pero cuando los descendientes de Noé salieron hacia el oriente (la versión RVR60 tradujo "de oriente", pero aquí la palabra hebrea "miquedem" debe traducirse como "hacia" - corregida en BTX), encontraron una llanura en Sinar, donde se establecieron, y decidieron que, si construían una gran torre de ladrillo y asfalto, con una cúspide que llegara hasta el cielo, 
      se harían de un gran nombre, y nunca serían dispersados. Jehová descendió para ver lo que hacían estos hombres. Viendo que nada los haría desistir de su propósito, decidió confundirlos, dándoles que hablaran diversos idiomas, de modo que ninguno entendiera lo que su compañero decía. Así los esparció por toda la tierra, y dejaron de edificar. La construcción fue conocida como "Babel", porque Dios confundió el lenguaje de todos. (11:1-9)

      * Babel es el origen de lo que más tarde conoceríamos como Babilonia, el gran imperio que tuvo su mayor esplendor bajo el gobierno de Nabucodonosor, alrededor del 600 a.C., y a donde fue deportado el reino de Judá, en el año 586 a.C., luego que fuera arrasada la ciudad de Jerusalén, y destruido el templo que construyó el rey Salomón.  (2 R 25:1-21)

      ** Contrariamente a lo ocurrido con estos hombres malvados, que fueron confundidos en sus lenguas para que no siguieran poniéndose de acuerdo para hacer lo malo, cuando Dios envió su Espíritu a los discípulos, después de la resurrección de Jesús, el día de Pentecostés, una de las manifestaciones del Espíritu fue que cada discípulo recibió el don de hablar la Palabra de Dios en idiomas extranjeros que nunca habían aprendido, de modo que todos los asistentes oyeran en su propio idioma el mensaje de esperanza, y pudieran ser salvos. 

      LA DESCENDENCIA DE SEM


      El hijo mayor de Noé, Sem, a la edad de cien años, 
      dos años después del diluvio, engendró a Arfaxad, quien fue padre de Selaj, padre de Eber, padre de Péleg, padre de Reú, padre de Serug, padre de Najor, padre de Taré, quien engendró a Abram, Nacor y Harán. (11:10-26)

      Harán, hijo de Taré, concibió a su hijo Lot, y murió antes que su padre, en Ur de los caldeos, donde había nacido. Posteriormente, Abram 
      se casó con Sarai, y Nacor con Milca, hija de Harán. Pero Sarai era estéril. Posteriormente, Taré tomó a su hijo Abram con su esposa Sarai, y a su nieto Lot, sobrino de Abram, y se fue de la tierra de Ur de los caldeos, en dirección a Canaán, pero no llegaron hasta allá, sino que permanecieron en la tierra de Harán, donde Taré murió, a la edad de doscientos cinco años. (11:27-32)

      LA PROMESA DE JEHOVÁ A ABRAM


      Jehová había dicho a Abram: "Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraréY haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra." (12:1-3)

      * De la forma en que comienza el primer versículo, hay dos posibilidades: o Abram recibió la promesa del Señor antes de que Taré tomara la decisión de partir con dirección a Canaán, (siendo Taré su padre, con seguridad Abram le comentó sobre esta promesa que Dios le había hecho, y Taré se entusiasmó con la idea); o bien, recibió la promesa estando en Harán. Me parece más probable la primera opción, pues, en Gn 15:7, Jehová dijo a Abram: "Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra", aunque esto también puede referirse a la soberanía de Dios, quien obra en todas las cosas; es decir, Dios movió a Taré para que la tomara.

      Abram hizo lo que Jehová le dijo, y llevócon rumbo a Canaán, a su mujer, sus posesiones, y a todas las personas que había incorporado a su casa en Haran; y su sobrino Lot fue con él. Cuando llegó, se dirigió hasta el encino de More, y allí estableció su campamento. En aquel tiempo, esa región estaba habitada por los cananeos. Entonces, Jehová se apareció a Abram, y le dijo:  "A tu descendencia daré esta tierra". Y Abram edificó allí un altar al Señor. Después Abram avanzó más al sur, y estableció el campamento en un monte ubicado entre Bet-el, al occidente, y Hai, al oriente; y volvió a edificar altar a Jehová en ese lugar. De allí avanzó hasta el Neguev. (12:4-9)

      * Seguir a Jesucristo debe ser nuestra prioridad. De igual manera como Dios pidió a Abram dejar su casa natal, y a sus parientes, para dirigirse a un lugar que Él le mostraría, Cristo dijo: Todo el que por mi causa haya dejado casa, hermanos, hermanas, padre, madre (esposa) hijos o terrenos, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna (Mt 19:29 NVI). Lo anterior, se refuerza con estas palabras de Jesús: Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (abrigo, sustento) os serán añadidas.(Mt 6:33), porque quien pone a Dios en primerísimo lugar será bendecido en todo lo demás, y eso incluye a los seres amados. En Lc. 9:23 NVI, Jesús dice. Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día, y me siga“Cargar la cruz” es morir a lo que éramos hasta antes de renacer espiritualmentees negarse a uno mismo para ser llenos del Espíritu Santo, de manera que empecemos a manifestar su fruto, que es el que da testimonio de que somos hijos de Dios. Mientras permanezcamos en este mundo, debemos procurarlo diariamente.


      ABRAM EN EGIPTO


      Ocurrió que hubo gran hambruna en el lugar, por lo que Abram descendió a Egipto. Cuando llegaron, todos los egipcios admiraron la belleza de Sarai, entonces Abram, temiendo que lo mataran para tomarla, decidió hacerla pasar por su hermana. La belleza de Sarai cautivó incluso a Faraón, quien la llevó hasta su palacio y, a cambio, benefició a Abram con animales y criados. Pero Dios, al ver esto, castigó a Faraón y su casa con grandes plagas. Faraón irritado, recriminó a Abram haberle mentido, y lo expulsó de Egipto junto a su mujer. (12:10-20)

      * Abram era un hombre de fe, pero no era perfecto. Aquí lo vemos cometiendo el pecado de faltar a un principio sagrado como es la protección de su propia esposa, por temor a perder la vida. Jesús dijo que no debíamos temer a los que matan el cuerpo, sino al que puede matar el cuerpo y el alma en el infierno. En las Escrituras se enseña que la esposa debe ser cuidada por el marido como vaso más frágil.
       
      El matrimonio entre un hombre y una mujer representa la unión entre Jesucristo y su iglesiaEl pecado de Abram, de hacer pasar a su esposa como hermana, nos muestra lo mal que obramos cada vez que ocultamos nuestra fe para no ser rechazados, o para obtener algún beneficio del mundo

      ** (Cuando estudiemos la vida de José, nos explayaremos más sobre el significado que tendría la hambruna para el pueblo de DiosGn 41:53-57)


      ABRAM Y LOT SE SEPARAN


      Abram partió de Egipto y subió hacia el Neguev, y de allí a Bet-el, donde antes había acampado, llevando consigo a su mujer y a su sobrino Lot. Abram se había hecho inmensamente rico, y tenía mucho ganado, plata y oro. También Lot tenía muchos bienes, y aconteció que la tierra no era suficiente para la cantidad de animales que tenían, lo que derivó en altercados entre los pastores de ambos. Entonces Abram decidió que debían separarse. Lot escogió la llanura del Jordán, que se veía rica en pastos, y partió hacia esa dirección, y montó sus tiendas hasta Sodoma. Abram, por su parte, se estableció en la tierra de Canaán. Entonces, vino Dios y le dijo: "Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que, si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada". Entonces, Abram se instaló en el encinar de Mamre, en Hebrón, donde edificó altar a Jehová. (13:1-18)

      * ¿Quién podría contar el polvo de la tierra? La promesa no es exclusiva para la nación de Israel. La promesa está hecha a Jesús, el descendiente de Abram, padre de naciones. Por tanto, la incontable descendencia de Abram es el pueblo que surge de la fe en Jesucristo que, como hemos dicho reiteradamente, es la nación santa, integrada por judíos y gentiles, sin haber diferencia alguna entre ellos, que en Cristo forman un solo pueblo, linaje escogido por Jehová para su gloria.

      ENCUENTRO ENTRE ABRAM Y MELQUISEDEC


      Aconteció que cuatro reyes, de los reinos de Sinar, Elasar, Elam y Goim, se unieron para enfrentar a los cinco reyes de Sodoma, Gomorra, Sinab, Zeboim y Bela (también conocida como Zoar), y los derrotaron. Los vencedores se llevaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y tomaron gente cautiva; entre ellos, a Lot, sobrino de Abram, que moraba en Sodoma. Uno de los que logró escapar fue a avisar a Abram de lo ocurrido, y éste movilizó a los hombres nacidos en su casa, que totalizaban trescientos dieciocho guerreros, y los armó, y fue contra los enemigos, a quienes atacó de noche, derrotándolos, y logrando rescatar a Lot, y a todos los cautivos, y recuperando todo el botín que había sido llevado. (14:1-16)

      Luego de la derrota, el rey de Sodoma salió a recibir a Abram al Valle del Rey. En ese instante, Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino, y bendijo a Abram, diciendo: "Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano". Abram dio a Melquisedec el diezmo de todo lo obtenido. Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram que le entregara las personas rescatadas, y tomara todo el botín recuperado, pero Abram dijo haber jurado a Dios no tomar nada de Sodoma, excepto, lo que sus hombres habían comido, y la parte correspondiente a los varones amorreos Mamre, Escol y Aner, quienes lucharon a su lado, para que no dijese el rey de Sodoma que Abram había sido enriquecido por él. (14:17-24)

      * El sacerdocio levítico se estableció siglos después de estos eventos relatados, por medio de la ley dada a Israel, a través de Moisés. A partir de esa ley, todo Sumo Sacerdote era nombrado según el orden de Aarón, primer Sumo Sacerdote, y provenía de su linaje. Sin embargo, en el Salmo 110:4, el rey David, refiriéndose al Sumo Sacerdote eterno, que es Jesucristo, dice que ha sido nombrado según el orden de Melquisedec, quien aparece mencionado por primera vez en esta porción de Génesis, que no explica mucho. Más de mil años después, en el Nuevo Testamento, el autor del libro de Hebreos nos señala que Melquisedec significa Rey de justicia, y que Rey de Salem significa Rey de paz (Salem es otra forma de referirse a Jerusalén). No hay registro de su padre ni de su madre ni de ninguno de sus antepasados; no hay principio ni fin de su vida. A semejanza del Hijo de Dios, sigue siendo sacerdote para siempre. 
       
      Al bendecir al padre de la fe, ofreciéndole pan y vino, Melquisedec está dando a conocer la ofrenda con la cual Jesucristo, el Sumo Sacerdote de los bienes venideros, iba a redimir a la descendencia de Abraham: el pan que simboliza su cuerpo en sacrificio, y el vino, que es su sangre derramada en la cruz, con la que se sella el nuevo Pacto de la gracia que salva por la fe.
       
      ** Solemos pasar por alto algunos detalles de las historias bíblicas; no obstante, he aprendido que en las Escrituras no hay detalle puesto al azar, y todo tiene un porqué. Abram mostró fidelidad a Dios cuando desestimó tomar de las riquezas de Sodoma. Sodoma es símbolo del mundo y todas las cosas materiales que distraen nuestra atención de lo que realmente importa. El Apóstol Juan nos dio mandamiento de no amar al mundo ni las cosas que éste ofrece: es decir, lo que nuestra carne anhela; lo que entra por nuestros ojos; y la vanagloria de la esta vida, porque nada de eso proviene de Dios. Santiago también nos advirtió que la amistad hacia las cosas del mundo es enemistad contra Dios.

      DIOS PROMETE UN HIJO A ABRAM


      Después de todo esto, vino palabra de Jehová a Abram, diciendo: "No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande". Entonces Abram preguntó qué iba a recibir, y le dijo que deseaba tener descendencia, pues su mujer era estéril, por tanto, todos sus bienes iban a ser heredados por un esclavo nacido en su casa. Entonces Jehová le respondió que su heredero iba a ser un hijo propio, y lo llevó afuera, y le mostró las estrellas, y le dijo: "Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia." y Dijo Dios: "Yo soy Jehová, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra". (15:1-7)

      * La descendencia de Abraham que heredará la tierra no es la que proviene de la carne, sino la que cree en el descendiente de su hijo Isaac, que es Jesús. En otras palabras, se llama descendientes de Abraham a los que tienen la misma fe del patriarca, quien no dudó cuando Jehová le habló, sino que creyó en su palabra, y actuó en consecuencia, por tanto, su fe le fue contada por justicia.

      Abram quiso saber de qué manera esa promesa se sellaría. Jehová le pidió traer una becerra de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola también, y un palomino. Abram tomó todos los animales, y los partió por la mitad, y puso cada mitad una enfrente de la otra; mas no partió las aves. Las aves de rapiña se lanzaban contra los cadáveres, pero Abram los ahuyentaba. Cuando estaba por anochecer, el sueño lo venció, y el temor de una terrible oscuridad lo embargó. Entonces Jehová dijo a Abram: "Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza". También le dijo que volverían a esa tierra en la cuarta generación. Cuando la noche cayó, sobrevino una gran oscuridad, y se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: "A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos". (15:8-21)

      * Claramente hace referencia a la esclavitud del pueblo de Israel en Egipto, de donde salieron con grandes riquezas, después de 430 años de duros trabajos forzados. 

      ** Así como el pueblo hebreo fue esclavizado, y vivió como extranjero en Egipto, donde fueron maltratados, y exprimidos como olivas, el pueblo que está siendo redimido por Jesucristo se vuelve extranjero en esta tierra; ya no somos del mundo y, por eso, seguiremos siendo perseguidos, vituperados, heridos, y hasta matados. Como eso no cambiará, lo que nos queda por vivir en estos cuerpos terrenales, lo vivimos para el Señor, dando testimonio en todo tiempo de la esperanza que tenemos en Jesucristo, quien vendrá a sacarnos para llevarnos con él, y juzgará a nuestros enemigos. No hay riqueza que podamos anhelar más, que oír a nuestro Señor decir: "Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor" (Mt 25:23).

       

      EL HIJO DE LA ESCLAVA Y EL HIJO DE LA LIBRE


      Habiendo transcurrido diez años desde que Abram se estableció en Canaán, Sarai, al no haber podido tener hijos, le dio a Abram su esclava egipcia Agar por mujer, pues, pensó que quizás a través de ella podría tener hijos. Una vez que Agar quedó embarazada, comenzó a despreciar a su ama, por lo que Sarai se molestó con Abram por permitirlo; y éste le dijo que hiciera con su esclava según le pareciera. Como Sarai comenzó a afligirla, Agar huyó al desierto. Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua, y le dijo que volviera con su ama, y fuera sumisa. También le dijo que tendría una gran descendencia, incontable. Dijo el ángel: "darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará." Entonces Agar llamó al Señor "Ata-el-Roi", porque dijo: ¿No vi al que me está viendo?, y llamó al pozo "Beer-Lajay-Roi" (pozo del Viviente que me ve). Al nacer Ismael, Abram tenía ochenta y seis años. (16:1-16)

      Cuando Abram tenía noventa y nueve años, Jehová se le apareció, diciéndole: "Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera." Abram se postró, entonces Jehová dijo: "Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos." Como señal del pacto, Jehová mandó circuncidar el prepucio de todo varón. A los ocho días de nacido, deberá circuncidarse a todo varón nacido en su casa, y al comprado por dinero a extranjero. El que no fuere circuncidado debe ser expulsado de su pueblo. (17:1-14)

      * Como explica el apóstol Pablo, quien era un gran conocedor de la ley, educado bajo el alero de Gamaliel, un reconocido doctor de la ley y prominente miembro del sanedrín, es por medio del pacto de la Gracia que se da cumplimiento a la promesa de YHWH a Abraham; pues la promesadesde su origen, fue dada por la fe, y no por cumplir las obras de la ley. La ley mosaica, que nació siglos después de la promesa, fue dada al pueblo de Dios, para que aprendiera a hacer lo bueno, hasta la llegada de la simiente a la que se hizo la promesa, que es Jesucristo. La promesa de heredar la tierra es para los que nacen de la simiente del espíritu, por medio de la fe en el Hijo de Dios

      Además, Dios anunció a Abraham que su esposa Sarai tendría un hijo, y que su nuevo nombre sería Sara (princesa). Dijo Dios: la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella". Abraham se postró, y reía mientras pensaba cómo podría ser que él, de cien años, y sara, de noventa, fuesen a tener un hijo. Luego le manifestó al Señor su deseo de que Ismael también fuera bendecido. Respondió Jehová que su hijo con Sara nacería por esa fecha, el año siguiente, y que su nombre sería Isaac, y que con él iba a confirmar su pacto como pacto perpetuo para sus descendientes después de él. En cuanto a Ismael, también iba a ser bendecido con gran descendencia, y que haría de él una gran nación. Dicho esto, Dios Ascendió, y Abraham circuncidó ese mismo día a todos los varones nacidos en su casa, y a aquellos que compró a extranjeros. Ismael tenía trece años cuando fue circuncidado, y Abraham noventa y nueve. (17:15-24)

      * La circuncisión bajo el nuevo pacto, el de la fe, es crucificar, es decir, mortificar (hacer morir) todo lo terrenal que yace en nosotroshagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos, avaricia, la cual es idolatría (Col 3:5 NVI) “… abandonen también todo enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. (Col 3:8 NVI). La circuncisión se debe hacer en el corazón, que es donde guardamos nuestros tesoros para bien o para mal.

      Un día, estando sentado a la puerta de su tienda, en el encinar de Mamre, a la hora de mayor calor del día, Abraham alzó la vista, y vio tres varones acercarse, y corrió a recibirlos, entonces, postrado, dijo "¡Oh, Adonay!, si he hallado gracia ante tus ojos, no pases de largo junto a tu siervo" (BTX). Y mandó que les lavaran los pies, y pidió a Sara que tomara tres medidas de harina, y amasara pan; y a su siervo, que preparara un becerro tierno y bueno, que él mismo escogió de entre la vacada. Cuando estuvo todo listo, lo llevó, junto a leche y mantequilla, y
       lo puso ante ellos, que comieron bajo la sombra del árbol, mientras Abraham se mantenía en pie junto a ellos. El Señor le preguntó dónde estaba Sara, y Abraham contestó que estaba en la tienda. Entonces, el Señor prometió a Abraham volver al año siguiente, y que para ese tiempo Sara tendría un hijo. Ella escuchó esta conversación tras la puerta de la tienda, y se rio, porque le pareció imposible que ella, siendo tan vieja, pudiera disfrutar el dar a luz un hijo; además, su marido también era un anciano. Entonces el Señor preguntó "¿Por qué se ha reído Sara diciendo: Será cierto que he de dar a luz siendo ya vieja? ¿Hay para Dios alguna cosa difícil?" Sara negó, por temor, haberse reído, pero el Señor insistió en que sí lo había hecho.  (18:1-15)

      * Para Dios nada es imposible. Dios había prometido a Abraham y Sara que tendrían un hijo, a pesar de que no parecía posible por la edad avanzada de ambos. Pero los tiempos y planes de Dios no son lo que nosotros suponemos o esperamos: "mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" (Is 55:8-9). Debemos aprender a confiar y descansar en Dios, y no pretender “ayudarlo”, adelantándonos a sus tiempos, porque lo más probable es que empeoremos las cosas, como sucedió posteriormente con la relación entre Agar y Sara, y más tarde entre Ismael e Isaac. 

       

      JEHOVÁ CONDENA EL PECADO DE SODOMA Y GOMORRA


      Los tres varones se levantaron, y dirigieron su mirada hacia Sodoma; entonces el Señor, sabiendo que Abraham sería fiel en mandar a sus hijos, y a su casa después de sí, que guardaren el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, no le ocultó su plan, y le dijo: "Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí". Y cuando los mensajeros partieron, Abraham preguntó al Señor, que permaneció con él, qué sucedería si hubiera en esas ciudades algunos justos, ¿morirían con los impíos? Entonces El Señor le respondió que, si hubiera entre ellos unos pocos justos, por amor a esos pocos, no destruiría la ciudad. (18:16-33)

      Ya atardecía cuando los dos mensajeros 
      llegaron a Sodoma. Lot, que estaba sentado a la puerta de la ciudad, al verlos, se postró, y los invitó insistentemente a posar en su casa. Les preparó un banquete, y comieron pan sin levadura. Sucedió que, antes de ir a dormir, los hombres de Sodoma rodearon la casa, y exigieron a Lot entregarles a los visitantes, pues querían tener sexo con ellos. Lot les rogó que no hicieran tal, y ofreció entregarles a sus dos hijas vírgenes, para que hicieran con ellas lo que quisieran, pero los hombres no entraban en razón, y comenzaron a maltratar a Lot. Entonces, los varones de Dios estiraron su brazo, y llevaron a Lot adentro, y le dijeron que la maldad del lugar era extrema, por lo que él debería abandonarlo, junto a su esposa, hijas y los que iban a ser sus yernos, pues todo iba a ser destruido. Pero cuando Lot fue a llamar a sus futuros yernos, éstos pensaron que era broma. Los varones apremiaban a Lot para que saliera de la ciudad, pues estaba por ser destruida, diciéndole: "Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas." Lot pidió que le permitieran quedarse en una pequeña ciudad aledaña, de nombre Zoar, pues temía que el mal lo alcanzara. Los varones accedieron. Entonces, Jehová hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra, destruyendo a todos sus habitantes y lo que en ellas había. A pesar de la advertencia, la mujer de Lot miró hacia atrás, e instantáneamente, se convirtió en estatua de sal. A la mañana siguiente, Abraham miró hacia Sodoma y Gomorra, y sólo se veía humo salir del lugar. (19:1-29)

      * Mirar atrás significa no querer renunciar a la vida que se llevaba. En lo que respecta a los creyentes, es resistirse a morir al yo. La mujer de Lot sintió nostalgia por lo que dejaba atrás, y no vio la esperanza de vida que Dios le brindaba. Jesús, lo dice claramente en Lc 17:32-33 NVI: ¡Acuérdense de la esposa de Lot! El que procure conservar su vida (terrenal), la perderá; y el que la pierda, la conservará" (en la eternidad). 

      Lot no se quedó en Zoar, porque tuvo miedo, y se fue a vivir a una cueva en el monte junto a sus dos hijas. Y sucedió que las hijas pensaron que ya no habría varones disponibles para procrear, e idearon emborrachar con vino a su padre, para poder engañarlo y acostarse con él, de modo de conservar descendencia de él. Una noche lo hizo la mayor, y la noche siguiente, la otra hija. Cada una concibió de su padre un hijo varón. A uno lo llamaron Moab, que es el padre de los moabitas; y al otro lo llamaron Ben-ammi,  padre de los amonitas. (19:30-38)

      * Más adelante, en la historia, veremos que los moabitas y amonitas, descendientes del sobrino de Abraham, son dos pueblos poderosos e idólatras, que se convirtieron en enemigos de los hebreos. 

      ABRAHAM VUELVE A PRESENTAR A SARA COMO SU HERMANA


      Abraham se fue a la región del Neguev, y se instaló en Gerar, donde habitó como forastero, y nuevamente, por temor a perder la vida debido a la belleza de su esposa, la presentó como su hermana. Al verla, el rey Abimelec deseó tenerla, y la mandó a buscar; pero en sueños, Dios le reveló que Sara tenía marido, que su esposo era un profeta, y que por llegarse a ella, Abimelec moriría. Pero Abimelec aún no la había tomado como mujer, así que pidió a Dios que reconsiderara su decisión, pues nunca hubiese pensado poseerla si hubiera sabido la verdad; y Dios le respondió que reconocía que el rey había actuado con desconocimiento, por lo que perdonaba su pecado. Entonces, Abimelec reclamó a Abraham lo que había provocado, por presentar a Sara como su hermana, y no como su esposa, a lo que Abraham argumentó que efectivamente era su hermana, además de su esposa, pues tenían el mismo padre, pero de madres distintas. Abimelec devolvió a Abraham su mujer, y lo despidió dándole ovejas y vacas, y siervos y siervas, y diciéndole que toda su tierra estaba ante sus ojos, para que habitara donde bien le pareciera. Abraham oró por Abimelec, y Dios permitió que las mujeres de Gerar procrearan, pues las había vuelto estériles por causa de la situación con Sara. (20:1-18)

      * Cuando Abraham tomó por esposa a la hija de su padre, su hermana Sarai, no había ley que lo prohibiera. Ahora sabemos que la ley fue dada, precisamente, por las transgresiones que se cometían por ignorancia. En el libro de Levíticos vemos que Jehová prohíbe expresamente la unión sexual entre hermanos, pero esta ley fue entregada cientos de años después. En los hechos que estamos estudiando podemos conocer que Abraham no fue escogido por ser un hombre justo, sino por su fe en el Señor, que le valió ser considerado justo a los ojos de Dios.


      RIVALIDAD ENTRE ISAAC E ISMAEL


      Llegado el tiempo, Dios bendijo a Sara, y ella concibió y parió a Isaac, que fue circuncidado a los ocho días, como Dios lo había mandado. Abraham tenía cien años cuando nació el hijo de Sara. Una vez destetado, Abraham hizo gran banquete por su hijo. No obstante, comenzaron los problemas, porque Ismael, el hijo nacido de la esclava, se burlaba de Isaac. Sara entonces dijo a Abraham: "Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo”. A Abraham le parecieron graves los dichos de Sara, pero Dios le dijo que oyera a su mujer, porque "en Isaac te será llamada descendencia". Y que no se preocupara por Ismael, pues de él Dios haría una nación. Así que Abraham hizo caso, y despidió a la sierva con su hijo, y anduvieron errantes por el desierto, y cuando Agar pensó que morirían de sed, Dios oyó el lamento de Ismael, y dijo a Agar: "Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho." El muchacho creció en el desierto, y se convirtió en un hábil tirador de arco. 
      Dios estuvo con él siempre, y habitaron en el desierto de Parán, donde Agar hizo los arreglos para que se casara con una mujer egipcia. (21:1-21)

      * En Gá 4:22-31, Pablo nos explica que estos hechos ocurridos en el pasado representan los dos pactos que Dios hizo con su pueblo: Agar, la esclava, es el pacto de la ley, (que pone en evidencia el pecado que esclaviza al hombre, quien se ve en la necesidad de someterse periódicamente a una serie de reglas y rituales, a fin de presentarse justificados ante Dios, pero como nadie puede cumplir la ley en su totalidad, siguen siendo esclavos del pecado). En tanto que Sara es libre; ella representa el pacto de la Gracia, pues da hijos en libertad, (ya que Jesús, la simiente de Abraham, Isaac y Jacob, a quienes fueron hechas las promesas, cumplió la ley en nuestro lugar, y pagó en la cruz por nuestras transgresiones, otorgando, a los que creemos, el derecho de recibir la herencia prometida).
       
      ** Aunque la fuente de agua viva está disponible para que los judíos vengan a beber, mientras éstos sigan rechazando a Jesús como el verdadero Mesías y Señor, seguirán siendo como Ismael, que deambula en el desierto, sin poder saciar su sed.

      EL PACTO ENTRE ABRAHAM Y ABIMELEC


      Abimelec dijo a Abraham que era evidente que Dios estaba con él y lo bendecía, entonces le pidió que, a cambio de todo el bien que le había hecho, jurara por Jehová que siempre obraría a favor de él y su descendencia, así como de la tierra donde moraba; y Abraham juró. Además, Abraham le hizo ver a Abimelec que sus siervos le habían quitado un pozo que él había cavado. Abimelec le dijo que no había oído de tal suceso. Abraham entonces, tomó ovejas y vacas y se las dio a Abimelec, para hacer un pacto, y tomó siete corderas aparte, para que sirvieran de testimonio a Abimelec de que Abraham había cavado ese pozo, por eso llamaron al lugar Beerseba, que significa Pozo de siete, o Pozo del juramento. Luego de esto, Abimelec volvió junto al príncipe de su ejército a la tierra de los filisteos, y Abraham plantó un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno. Y moró Abraham en tierra de los filisteos muchos días. (21:22-34)


      LA FE QUE ES CONTADA POR JUSTICIA


      Pasadas estas cosas, Dios probó a Abraham en su fe, y le pidió que llevara a su hijo Isaac a tierra de Moriah, y lo ofreciera en holocausto en uno de los montes. Abraham hizo como Dios le dijo, y preparó el asno y la leña, y llevó consigo a Isaac y dos siervos suyos, y partió rumbo a Moriah. Al tercer día levantó los ojos, y divisó el lugar a la distancia, y dijo a sus siervos que esperaran allí con el asno, mientras él e Isaac subirían al monte para adorar, y de ahí retornarían. Entonces puso la leña del holocausto sobre su hijo, y él tomó el fuego y el cuchillo, y subieron juntos. Entonces, Isaac le preguntó dónde estaba el animal para el sacrificio, y Abraham le respondió: "Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío". Cuando llegó al lugar señalado por Dios, Abraham hizo un altar, puso la leña, y ató a su hijo. Luego alzó la mano para degollarlo, pero el ángel de Jehová lo detuvo, diciendo: "No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único." Entonces, Abraham vio a sus espaldas un carnero que estaba enredado de sus cuernos en los matorrales, y lo ofreció el holocausto, en lugar de su hijo Isaac. Entonces Jehová le dijo: "Por mí mismo he jurado (...) que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigosEn tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz." De ahí, volvió Abraham donde estaban sus siervos, y fueron camino de Beerseba [lugar donde hizo juramento con Abimelec, para que éste reconociera que el pozo fue cavado por Abraham, habiéndole ofrecido siete corderas en testimonio], donde habitaron. (22:1-19)

      * Este episodio es el fundamento de la salvación por fe. Abraham no dudó en sacrificar su hijo para Jehová. Él había recibido la promesa de que sería padre de naciones a través de Isaac, y eso es lo que Abraham creyó. Cualquier otro hubiera cuestionado ¿cómo podrá Dios cumplir su promesa si Isaac va a ser sacrificado?  Para Abraham el cómo era irrelevante, él sólo sabía que para Jehová nada es imposible, por lo tanto, si Isaac moría, Dios se lo devolvería con vida. Ésa es la fe que le fue contada por justicia a Abraham: hacer lo que el Señor le mandaba, sin cuestionar, sólo sabiendo que Dios es el Hacedor Supremo, y que su Sabiduría es incomprensible para nosotros humanos, por lo tanto, inescrutable, y confiando en que sus pensamientos para nosotros son de paz, y no de mal, para darnos el fin que esperamos.
      ** Como vemos, Dios no permitió que Isaac fuera sacrificado, sino que él mismo se proveyó de un carnero para holocausto.  El pecado se paga con la muerte, pero Él no permitiría que todos los humanos, sobre los cuales pendía una condena a muerte a causa del pecado, perecieran: tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Unigénito para que tomara el lugar nuestrorecibiendo sobre sí el castigo por causa de nuestras transgresiones. El Hijo de Dios es el carnero ofrecido en holocausto, que entregó su vida a cambio de la nuestra.
      Pero el plan de Salvación no termina allí, porque Jesús no pudo ser retenido por la muerte, y el Espíritu Santo lo resucitó al tercer día y, habiendo quedado saldada la deuda del pecado con su muerte, liberó de la muerte a todos los creyentes, arrastrándolos consigo hasta el Reino de su Padre en el cielo. En otras palabras, cuando Cristo entregó su vida en la cruz, nosotros los creyentes, junto con él, morimos a nuestra antigua vida pecaminosa, y en su resurrección, renacimos con él a una nueva vida espiritual, y la segunda muerte no nos puede tocar. Es así cómo se cumple la promesa hecha a la simiente de Abraham, que es Jesucristo, raíz y linaje de Isaac: los hijos de la fe, renacidos del Espíritu de Dios, somos la descendencia incontable de Abraham que heredará la tierra, y vivirá eternamente, gracias a Jesucristo, nuestro Señor.
       
      Una prueba como ésta es muy difícil de pasar para cualquier creyente de estos tiempos. Abraham no dudó en hacer lo que Jehová le estaba mandando, porque Dios estaba en primer lugar en su corazón. Jesús nos dijo que "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo" (Lc 14:26). Jesús no estaba mandando despreciar a nuestras familias, sino a que no ocuparan un lugar mayor que el que debía ocupar Jesús en nuestros corazones. Lo contrario se llama idolatría, lo cual es pecado; por tanto, debemos cuidarnos de que nuestros hijos, cónyuges, hermanos, padres, etc. no se conviertan en ídolos para nosotros.

      Luego de esto, llegó noticia a Abraham de que su hermano había tenido ocho hijos de su mujer Milca, entre ellos Betuel, el que sería padre de Rebeca. Además, su concubina también le dio cuatro hijos varones. (22:20-24)







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